COMUNICACIÓN

Teólogo, cibernauta y 'pornoadicto'

Un catedrático de teología en EEUU, descubierto con miles de imágenes sexuales en su ordenador

Se estima que uno de cada seis cibernautas de Estados Unidos visita esporádica o asiduamente páginas de Internet de contenido pornográfico. Eso equivale a decir que seis millones de personas contribuyeron a convertir esa faceta de la red en un negocio de 1.000 millones de dólares en 1998.La pornografía entra al galope por la línea telefónica en los hogares de todo el mundo, y el nivel de tolerancia va en aumento. Pero cuando se descubre que uno de esos ciberadictos resulta ser el decano de la Facultad de Teología más importante de Estados Unidos, diversas cuestiones de ética profesional e inti...

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Se estima que uno de cada seis cibernautas de Estados Unidos visita esporádica o asiduamente páginas de Internet de contenido pornográfico. Eso equivale a decir que seis millones de personas contribuyeron a convertir esa faceta de la red en un negocio de 1.000 millones de dólares en 1998.La pornografía entra al galope por la línea telefónica en los hogares de todo el mundo, y el nivel de tolerancia va en aumento. Pero cuando se descubre que uno de esos ciberadictos resulta ser el decano de la Facultad de Teología más importante de Estados Unidos, diversas cuestiones de ética profesional e intimidad se ponen patas arriba. ¿O tal vez se debería juzgar al pastor luterano Ronald Thiemann con el mismo rasero que a cualquier otra persona? Thiemann, de 52 años, casado y con dos hijos, había presidido durante 13 años la Harvard Divinity School, en Boston (Massachusetts). Su especialidad era el papel de la religión en la vida pública de EEUU, y organizó un centro de estudios para analizar los valores espirituales en el mundo de la empresa, el periodismo y la tecnología.

El pasado noviembre, Thiemann dimitió con una vaga explicación sobre las "grandes demandas" de su puesto. Ahora se han conocido los detalles de lo que ocurrió entonces: que había llamado al departamento de informática de la universidad para que le ampliara la capacidad del disco duro de su ordenador y al pasar los ficheros de un disco duro al otro, el técnico encontró una colección de fotografías pornográficas. Tal vez en su ansia por ganar más espacio, a Thiemann se le había olvidado borrarlas o pasarlas a un disquete.

Respecto a las imágenes, sólo se sabe que eran "explícitas" y que había "miles". Al parecer, no eran imágenes de menores de edad. El técnico dio la voz de alarma, puesto que el ordenador pertenecía a la universidad, a pesar de encontrarse en la residencia del decano. La administración le pidió que dimitiera por "conducta impropia".

Pat Borne, vicepresidenta del Instituto para la Ética Global, en Camden (Maine), declaró: "Lo que cometió no fue un error aislado, sino que seguramente era un comportamiento".

Algunos miembros del seminario de Harvard y defensores de la libertad en Internet han protestado por lo que consideran un abuso del derecho a la intimidad. Para la Asociación de Libertades Civiles se trata de un "castigo" contra una persona a la que le gusta mirar imágenes de carácter sexual, y que su profesión no es lo importante.

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