Reportaje:

El cachondo bestiario del decano

¿En qué se diferencia un bedel ignífugo de un bedel combatiente? ¿Cuál es el hábitat y la morfología externa de una alumna calientapollas? ¿Y la de un profesor pichabrava? ¿Cuáles son las costumbres del tuno de opereta? Éstas son algunas de las preguntas cuya respuesta le aguarda en el libro Bestiario de la Universidad Española. Fauna de raras especies universitarias con claves dicotómicas para su mejor clasificación. El autor de esta obra es el decano de la Facultad de Biología de Sevilla, Francisco Gil Martínez. El libro, un grueso y documentado volumen de 304 páginas, ha sido publicado por ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

¿En qué se diferencia un bedel ignífugo de un bedel combatiente? ¿Cuál es el hábitat y la morfología externa de una alumna calientapollas? ¿Y la de un profesor pichabrava? ¿Cuáles son las costumbres del tuno de opereta? Éstas son algunas de las preguntas cuya respuesta le aguarda en el libro Bestiario de la Universidad Española. Fauna de raras especies universitarias con claves dicotómicas para su mejor clasificación. El autor de esta obra es el decano de la Facultad de Biología de Sevilla, Francisco Gil Martínez. El libro, un grueso y documentado volumen de 304 páginas, ha sido publicado por la Universidad de Sevilla y estará a la venta en las librerías la próxima semana. Gil Martínez ha sido capaz de "efectuar la taxonomía de 70 especies" que pululan por las facultades. Aunque su experiencia docente sólo se limita a España -ha sido profesor en Barcelona, La Laguna y Sevilla-, lo cierto es que la zarandeada piel de toro es más que suficiente para acoger a una fauna rica en peculiaridades. El decano de la Facultad de Biología no se limitado a esbozar 70 especies, sino que las ha distribuido en clases, órdenes y familias. "Cada especie tiene su taxonomía. Además, el libro detalla su morfología externa, hábitat, etología, voz, sexología y reproducción", explica Gil Martínez. Como botón de muestra de la precisión de este magnífico trabajo cojamos la clase de los discentes. Ésta se divide en las órdenes de los asimiloideos (a la busca y captura del título de licenciatura) y los tercercicloideos (licenciados, pero todavía con ilusiones). Sigamos con los asimiloideos. Este orden se subdivide, a su vez, en las familias de los fugácidos (sin concesiones al ocio); escoláridos (nadando y guardando la ropa) y repetidóridos (haciéndolo a plazo largo o no haciéndolo). Cojamos a la familia de los escoláridos. Ésta incluye, entre otras especies, al alumno castigador, al alumno quejica, a la alumna calientapollas y al alumno cespitoso (muy aficionado a tumbarse en el césped). Sin embargo, que nadie crea que los alumnos son los únicos sujetos de esta obra. Hay otras especies curiosas, como el vicerrector inútil, el decano espúreo, el sabio oficial, el becario veleta, el alumno intemporal, el delegado verdoso, el alumno plasta, el tabernero venteador, el salamanqués alpino, la bibliotecaria pizpireta, el vigilante voyero, el capo sindicalista, el vegetador indolente... Y así hasta 70 especies. "Siempre he querido escribir este libro. Hasta que no he conocido bien la Universidad no lo he escrito. En los últimos 18 años he sido secretario, vicedecano y decano. Esto me ha puesto en contacto con todo tipo de especies. Antes de los 31 años, en que fui nombrado catedrático, no me hubiera atrevido a escribirlo", señala Gil Martínez. "Nada de lo que se dice en el libro es exactamente cierto. Pero tampoco nada es exactamente falso. Más de una persona se va a enfadar porque se va a sentir reflejada. No debería ser así. Si una persona se ve reflejada en el libro, no se debe enfadar conmigo, que sólo soy el mensajero. Debe enfadarse con ella misma por ser como es", explica el decano. Gil Martínez detesta "la figura del intelectual que se cree distinto a los demás e inatacable". "Hasta hace poco pensaba que lo bonito es que la gente se ría con nosotros. Ahora, desde que soy abuelo, pienso que está bien que se rían de nosotros. La Universidad forma parte de la sociedad. Todos los trabajos son tan dignos como risibles", explica el decano con un gesto zumbón en la mirada. "Hay gente que no admite la más mínima crítica. Intentar autocriticarse es un buen ejercicio de catarsis", recalca el decano. La familia de Gil Martínez le aconsejó que no publicara el libro. Sin embargo, sus amigos le empujaron a sacarlo a la luz. "No he tenido la más mínima presión de la Universidad contra su publicación", afirma. Es más, la propia Universidad de Sevilla es la editora del libro. Sólo queda, pues, comprar el volumen y espigar entre sus páginas las distintas especies. Así, el lector conocerá sus peligros y podrá intrincarse con las armas más adecuadas en la selva universitaria. Pero también conocerá los amenos jardines que salpican un lugar tan empapado de sabiduría.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En