Sólo las vacunas podrán eliminar el virus del sida, según dos estudios

Dos trabajos presentados hoy en Nature Medicine reafirman que el desarrollo de una vacuna es la única estrategia realista para eliminar el virus del sida del organismo de los pacientes. Aunque los actuales cócteles de tres fármacos son muy eficaces a corto plazo, los nuevos datos revelan que no son capaces de abolir el virus, ni siquiera después de tratamientos muy fuertes y prolongados.

Los cócteles triples de fármacos consiguen a menudo reducir la cantidad de virus hasta niveles indetectables en la sangre del paciente. Pero, según ha mostrado Janet Siciliano, de la Universi...

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Dos trabajos presentados hoy en Nature Medicine reafirman que el desarrollo de una vacuna es la única estrategia realista para eliminar el virus del sida del organismo de los pacientes. Aunque los actuales cócteles de tres fármacos son muy eficaces a corto plazo, los nuevos datos revelan que no son capaces de abolir el virus, ni siquiera después de tratamientos muy fuertes y prolongados.

Los cócteles triples de fármacos consiguen a menudo reducir la cantidad de virus hasta niveles indetectables en la sangre del paciente. Pero, según ha mostrado Janet Siciliano, de la Universidad Johns Hopkins (Baltimore, EE UU), el virus permanece oculto dentro de un grupo pequeño pero extraordinariamente persistente de células del sistema inmune. Erradicar esas reservas requeriría administrar los fármacos durante unos 60 años, según los cálculos de Siciliano.

En otro trabajo, Louis Picker, de la Universidad de Tejas en Dallas, revela otro problema de la administración prolongada de fármacos. Al tiempo que reducen la cantidad de virus, los cócteles triples también disminuyen la capacidad del sistema inmune para luchar contra el virus. La razón es que las células responsables de la memoria inmunológica bajan la guardia, a pesar de que el virus sigue en el cuerpo en pequeñas cantidades y en estado latente.

Los investigadores creen que la vacunación -es decir, la administración al paciente de trozos del virus, o de elementos derivados de él, incapaces de provocar la enfermedad- podría resolver esos problemas al reestimular la memoria inmunológica de las células defensivas. Ello, a su vez, forzaría a los virus latentes a salir de su escondite, lo que los expondría al ataque directo del sistema inmune. Los datos sugieren que la administración conjunta de un cóctel y una vacuna lograría reducir la cantidad de virus a corto plazo y, pese a ello, mantener el sistema inmune en alerta.

Respuesta activa

En muchas personas, los síntomas del sida sólo se desarrollan años después de que el virus infecte el organismo. El equipo de Dallas ha descubierto, utilizando técnicas muy sensibles, que durante ese periodo el individuo mantiene una respuesta inmune activa contra el virus. Y que la administración prolongada de cócteles reduce esa respuesta. Este dato también recalca la necesidad de desarrollar vacunas. En el mismo número de Nature Medicine, Harriet Robinson, del Centro Regional de Investigaciones de Yerkes (EE UU), presenta una vacuna contra el sida que ha dado buenos resultados en monos de experimentación.

La vacuna, basada en una compleja combinación de fragmentos del virus del sida y de otros virus inocuos, se ha mostrado capaz de reprimir la proliferación del primero durante al menos 62 semanas, pese a que los monos recibieron durante ese periodo tres dosis del agente infeccioso intacto.

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