San Sebastián acoge el primer ciclo de cine africano que se programa en Euskadi

San Sebastián acogerá a partir de mañana en el Teatro Principal Africa Negra, rueda, el primer ciclo que brinda en Euskadi la oportunidad de aproximarse a la cinematografía actual de este continente y de acceder a películas que no se prodigan en las pantallas españolas. La nueva propuesta de Donostia Kultura, dentro de su programación de Nosferatu, incluye la proyección de un total de 13 cintas; cuatro de ellas, Tilaï, Samba Traoré, Kini & Adams y Le Cri du coeur, servirán para conocer la trayectoria del director Idrissa Quédraogo, uno de grandes realizadores africanos. El resto han sido selec...

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San Sebastián acogerá a partir de mañana en el Teatro Principal Africa Negra, rueda, el primer ciclo que brinda en Euskadi la oportunidad de aproximarse a la cinematografía actual de este continente y de acceder a películas que no se prodigan en las pantallas españolas. La nueva propuesta de Donostia Kultura, dentro de su programación de Nosferatu, incluye la proyección de un total de 13 cintas; cuatro de ellas, Tilaï, Samba Traoré, Kini & Adams y Le Cri du coeur, servirán para conocer la trayectoria del director Idrissa Quédraogo, uno de grandes realizadores africanos. El resto han sido seleccionadas por expertos como las nueve mejores producciones de los últimos años. Entre ellas figuran Hyenes, de Djibril Diop, Guelwaar, de Ousmane Sembène y Sankofa, de Hailè Gerima. El cine africano hace honor a su diversidad como continente. "Es muy difícil encontrar características comunes en países como Senegal o Zimbawe", dijó ayer la redactora de la revista Écrans d"Afrique, Alessandra Speciale. En todo caso, destacó su proximidad al realismo, su imersión en los problemas sociales y políticos que azotan a los africanos y la homogenidad del lenguaje cinematográfico. "Normalmente", aseguró, "las películas tienen su origen en la literatura de tradición oral". El auténtico cine africano nació en 1955 con Afrique-sur-Seine, una cinta rodada por un grupo de estudiantes africanos en París. Hasta entonces, tal y como escribió Georges Sadoul en Le Monde, "doscientos millones de personas" estuvieron "excluidas de la forma más avanzada del arte moderno". Sólo conocieron el cine europeo y por encima de todo, las llamadas películas educativas. Fue necesario esperar hasta la descolonización para que los primeros realizadores africanos iniciaran el camino a la creación de un cine propio. Esta evolución de la cinematografía africana aparece extensamente tratada en la revista que publica Nosferatu con motivo del ciclo.

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