Renfe cubrirá Atocha con pantallas acristaladas de 22 metros de altura para evitar ruidos

El estudio del arquitecto Rafael Moneo, autor de la estación ferroviaria Puerta de Atocha, ha diseñado una gigantesca pantalla de cristal de 22 metros de altura para mitigar el ruido emitido por los trenes (hasta 112 decibelios), que se cuela en cientos de viviendas de la calle de Méndez Alvaro. Renfe pretende cumplir con esta obra una sentencia del Tribunal Superior de Madrid que exigía la reducción del ruido en la zona. A la vez, la compañía ferroviaria está desarrollando con la Comunidad de Madrid un plan para obligar a los promotores de viviendas próximas al tren a adoptar medidas preventi...

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El estudio del arquitecto Rafael Moneo, autor de la estación ferroviaria Puerta de Atocha, ha diseñado una gigantesca pantalla de cristal de 22 metros de altura para mitigar el ruido emitido por los trenes (hasta 112 decibelios), que se cuela en cientos de viviendas de la calle de Méndez Alvaro. Renfe pretende cumplir con esta obra una sentencia del Tribunal Superior de Madrid que exigía la reducción del ruido en la zona. A la vez, la compañía ferroviaria está desarrollando con la Comunidad de Madrid un plan para obligar a los promotores de viviendas próximas al tren a adoptar medidas preventivas.

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La gigantesca pantalla translúcida ocupará un corredor ferroviario de más de 250 metros de longitud (similar a 16 módulos del espacio cubierto por cada una de las grandes columnas existentes ahora en los andenes de los trenes AVE y Talgo) y tendrá una altura de 22 metros, similar a un edificio de siete pisos. Con este muro contra el ruido, Renfe pretende reducir a menos de la mitad los 112 decibelios que, por ejemplo, emite una cabecera tractora de Talgo. El estudio de Rafael Moneo da los últimos toques a la estructura que soportará esas pantallas y confía en tener concluido el proyecto antes de un mes, según el arquitecto Eduardo Miralles, encargado de adaptar el proyecto de aislamiento acústico de Atocha elaborado por la consultora Tecnoma, que no tenía en cuenta el diseño arquitectónico de la estación. Si Fomento habilita los fondos necesarios -menos de 2.000 millones de pesetas-, "la obra podría ejecutarse el próximo año", según explicó ayer a este periódico el gerente de Medio Ambiente de Renfe, Pedro Pérez del Campo.

Esperanza Aguirre, ex concejal, ex ministra y hoy presidenta del Senado, se sentirá satisfecha. Fue ella quien impuso en 1994, cuando era concejal de Medio Ambiente, una sanción de 100.000 pesetas a Renfe por superar en sus instalaciones de Atocha los niveles de ruido establecidos en la Ordenanza de Protección del Medio Ambiente y la obligación de hacer obras de aislamiento acústico antes de dos meses.

Renfe recurrió la sanción. No veía fundamento a que el Ayuntamiento fuera riguroso en aplicar la ordenanza del ruido a la estación y excluir al tráfico rodado, que produce más impacto sonoro, y se quejaba porque el municipio no le había dado la oportunidad de hacer alegaciones. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid retiró la sanción económica pero mantuvo el criterio del Ayuntamiento sobre la necesidad de hacer obras contra el ruido de sus trenes.

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El responsable de Medio Ambiente de Renfe, Pedro Pérez del Campo, asegura que el presidente de la compañía, Miguel Corsini, se reunió en cuanto accedió a la presidencia con el alcalde, José María Álvarez del Manzano; el presidente regional, Alberto Ruiz-Gallardón, y con Rita Barberá, presidenta de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), para firmar convenios de colaboración que evitasen estos problemas de ruidos. Renfe no puede afrontarlos en solitario pues los distintos ayuntamientos conceden licencias a viviendas situadas a 20 metros de unas vías que llevan puestas más de cien años, según explica Pérez del Campo. La compañía ferroviaria ha firmado convenios con el Ayuntamiento de Madrid, la FEMP y la Comunidad de Madrid. Pérez del Campo valora la excelente disposición del consejero de Medio Ambiente de Madrid, Carlos Mayor Oreja, para desarrollar proyectos que reduzcan el impacto sonoro ferroviario en toda la región. La consejería se ha comprometido a regular la obligatoriedad de que todas las promociones inmobiliarias contiguas a vías ferroviarias adopten medidas de prevención sonora y a impulsar estudios de caracterización de huellas sonoras para determinar las situaciones más sensibles, de modo que, si resulta necesario instalar pantallas, sean establecimientos públicos, como escuelas o centros hospitalarios, los primeros en beneficiarse de ellas.

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