Cartas al director

Dardos en EL PAÍS

Pronto hará dos años que compré un ejemplar de la obra El dardo en la palabra y desde entonces se ha convertido para mí en libro de cabecera. Lo he leído en la piscina, en la playa, en el metro y en la cama; pero mi lugar preferido para empaparme de toda la sabiduría lingüística que don Fernando Lázaro Carreter derrocha en su libro es el despacho. Allí, con el diccionario de la Real Academia Española siempre a mano, me deleito con su prosa y saboreo cada dardo, cada párrafo, cada frase.Mi profesión de traductor me lleva a interesarme por temas relacionados con nuestra lengua, y debo rec...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Pronto hará dos años que compré un ejemplar de la obra El dardo en la palabra y desde entonces se ha convertido para mí en libro de cabecera. Lo he leído en la piscina, en la playa, en el metro y en la cama; pero mi lugar preferido para empaparme de toda la sabiduría lingüística que don Fernando Lázaro Carreter derrocha en su libro es el despacho. Allí, con el diccionario de la Real Academia Española siempre a mano, me deleito con su prosa y saboreo cada dardo, cada párrafo, cada frase.Mi profesión de traductor me lleva a interesarme por temas relacionados con nuestra lengua, y debo reconocer que esta magnífica obra ha despertado en mí un interés, si cabe, mayor por ella.

Sirvan estas líneas para felicitar a EL PAÍS por su flamante fichaje y para animar a don Fernando a proseguir su tarea de iluminar el camino a cuantos profesionales del idioma nos contamos entre sus lectores.-

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En