Un 25% de los negros de EEUU pasa alguna vez por la cárcel

Uno de cada 150 norteamericanos vive hoy en prisión, el porcentaje más alto de cualquier democracia, según los datos del Departamento de Justicia difundidos ayer. Un norteamericano nacido este año, según esos datos, tiene una entre 20 posibilidades de pasar parte de su vida entre rejas; una entre cuatro si es negro. Y a la estadística hay que añadir los errores, porque negros son también los cuatro vecinos de Chicago que, tras pasar 18 años encarcelados por un doble asesinato cometido en 1978, acaban de recibir 36 millones de dólares (unos 5.400 millones de pesetas) como indemnización del cond...

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Uno de cada 150 norteamericanos vive hoy en prisión, el porcentaje más alto de cualquier democracia, según los datos del Departamento de Justicia difundidos ayer. Un norteamericano nacido este año, según esos datos, tiene una entre 20 posibilidades de pasar parte de su vida entre rejas; una entre cuatro si es negro. Y a la estadística hay que añadir los errores, porque negros son también los cuatro vecinos de Chicago que, tras pasar 18 años encarcelados por un doble asesinato cometido en 1978, acaban de recibir 36 millones de dólares (unos 5.400 millones de pesetas) como indemnización del condado de Cook a cambio de que renuncien a sus acciones judiciales contra la policía y la fiscalía. Los cuatro hombres -Dennis Williams, Kenneth Adams, Verneal Jimerson y William Raines- fueron excarcelados hace tres años, después de que una investigación de los alumnos de periodismo de la universidad Northwestern permitiera descubrir a los verdaderos culpables del doble asesinato. Dos de ellos -William y Jimerson- se encontraban hasta entonces en el corredor de la muerte; los otros dos habían sido condenados a cadena perpetua. Bajo la dirección de su profesor de periodismo de investigación, los estudiantes descubrieron que los cuatro eran inocentes y que los culpables del asesinato de una pareja eran otras tres personas, que fueron detenidas, juzgadas y condenadas. Pero ni la revelación de errores tan escandalosos, ni las protestas de Amnistía Internacional por la brutalidad policial y las malas condiciones de las cárceles, ni las quejas europeas por ejecuciones como la reciente de dos hermanos alemanes, conmueven a los norteamericanos, que, en su inmensa mayoría, siguen creyendo que el suyo es el mejor sistema penal del planeta.

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