El FMI analiza hoy el pacto con Brasil y la entrega del crédito de 6,22 billones

El director general del Fondo Monetario Internacional (FMI), Michel Camdessus, ha anunciado que hoy dará su visto bueno al documento que recoge el acuerdo entre la institución y el Gobierno de Brasil. De esa forma, Brasil estará capacitado para recibir en la primera mitad de abril la segunda parte (9.300 millones de dólares, 1,3 billones de pesetas) de un préstamo de 41.500 millones de dólares (6,22 billones de pesetas) pactado a finales de 1998. Después de la devaluación del real, a mediados de enero, los objetivos del pacto de noviembre pasado tuvieron que ser revisados, en un proceso que co...

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El director general del Fondo Monetario Internacional (FMI), Michel Camdessus, ha anunciado que hoy dará su visto bueno al documento que recoge el acuerdo entre la institución y el Gobierno de Brasil. De esa forma, Brasil estará capacitado para recibir en la primera mitad de abril la segunda parte (9.300 millones de dólares, 1,3 billones de pesetas) de un préstamo de 41.500 millones de dólares (6,22 billones de pesetas) pactado a finales de 1998. Después de la devaluación del real, a mediados de enero, los objetivos del pacto de noviembre pasado tuvieron que ser revisados, en un proceso que consumió un mes de arduas negociaciones entre el Gobierno y el FMI.Está prevista para hoy, en Washington, la publicación oficial de los detalles del nuevo acuerdo. Sin embargo, desde la noche del viernes, algunos aspecto fueron filtrados a la prensa por funcionarios de la institución y de Brasilia. Al contrario que en el acuerdo inicial, ahora Brasil no tendrá carta blanca para decidir cómo cumplir lo pactado, y antes de recibir nuevas remesas debe demostrar de manera inequívoca su capacidad para cumplir con las rígidas normas del nuevo contrato. El escepticismo prevalece entre los analistas a medida que se conocen nuevos detalles.

El acuerdo anterior establecía, por ejemplo, ingresos de 28.000 millones de dólares, procedentes en buena parte (18.000) de las privatizaciones. Con la devaluación, el valor de esas empresas cayó a poco más de la mitad, lo que obligó a durísimos recortes en el gasto público. Pero tampoco será fácil encontrar recursos externos para financiar esas privatizaciones a corto o medio plazo. La falta de credibilidad que se abatió en Brasil ha amedrentado a los inversores extranjeros eventualmente interesados en financiar la compra de lo que resta del patrimonio público. Si la devaluación tornó más atractivas las empresas, la mayoría de los bancos aumentó sensiblemente los tipos de interés para financiar inversiones. Varios de ellos están pidiendo "un seguro contra riesgos políticos".

Elevadas deudas de empresas

La deuda de 50 grandes empresas alcanza 43.100 millones de dólares, lo que supera el nivel de las reservas internacionales brasileñas, 34.800 millones. De ese total, 17.800 millones son a corto plazo. Las empresas enfrentan dificultades cada vez más graves a la hora de renegociar la deuda. Una parte considerable de esas compañías se protegió contra la devaluación adquiriendo títulos públicos. Aun así, la situación es alarmante: la todopoderosa Red Globo de Televisión tiene deudas de 3.500 millones de dólares, lo que significa un 269% de su patrimonio neto. Otro gigante de las comunicaciones, la editorial Abril, debe 576 millones, un 374% de su patrimonio. Las deudas de las empresas públicas se sitúan en un 35% de sus patrimonios de media.La previsión del superávit de 11.000 millones de dólares en la balanza comercial es considerada, en el mejor de los casos, poco realista. Para llegar a esa cifra, las importaciones tendrían que bajar un 30%, y una reducción de esas proporciones dependería de una recesión aún más profunda que la prevista, con un crecimiento negativo del PIB de entre un 3,5% y un 4%. Además, supondría un fuerte incremento en las exportaciones, lo que parece muy difícil a corto plazo.

La previsión de inflación en 1999 ha subido del 10% al 17%, y se calcula que a final de año el dólar esté situado en 1,75 reales. En este punto, el FMI ha dictado sus normas. Brasil quería que las eventuales intervenciones para controlar el cambio obedecieran a rígidas reglas conocidas solamente por el Banco Central brasileño, pero el FMI ha exigido ser informado antes de cualquier movimiento, y así será.

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