Matutes anuncia una larga crisis en el conflicto de Gibraltar

Las esperas aumentan para poder cruzar la verja en el Peñón

La crisis de los pescadores ha colmado la paciencia del Gobierno español sobre Gibraltar. El ministro de Asuntos Exteriores, Abel Matutes, rechazaba ayer educadamente la nota del Foreign Office británico, que pedía buena voluntad para encontrar una solución al conflicto y anunciaba que la crisis que se avecina "quizás sea larga". Ayer se intensificaron las largas esperas para cruzar la verja.

El ministro dejó claro que no se trata sólo del conflicto sobre delimitación de zonas pesqueras en aguas próximas al Peñón, sino que el Gobierno quiere sentar las bases "para la próxima desaparició...

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La crisis de los pescadores ha colmado la paciencia del Gobierno español sobre Gibraltar. El ministro de Asuntos Exteriores, Abel Matutes, rechazaba ayer educadamente la nota del Foreign Office británico, que pedía buena voluntad para encontrar una solución al conflicto y anunciaba que la crisis que se avecina "quizás sea larga". Ayer se intensificaron las largas esperas para cruzar la verja.

El ministro dejó claro que no se trata sólo del conflicto sobre delimitación de zonas pesqueras en aguas próximas al Peñón, sino que el Gobierno quiere sentar las bases "para la próxima desaparición de una de las últimas colonias de Europa". A media tarde de ayer, cuando se cumplía el plazo de 72 horas dado al Gobierno británico para que ratificara el acuerdo de pesca, el Gobierno español comenzó a aplicar controles estrictos a la circulación de vehículos, personas y mercancías por la verja.La crisis de Gibraltar se ha ido gestando en el último año, desde que Matutes presentó en Londres una generosa propuesta de cosoberanía y autonomía para el Peñón antes de reintegrarse con todos sus actuales privilegios a España. La negativa de las autoridades del Peñón a estudiar la idea y su actitud hostil ante el acuerdo de pesca negociado entre Madrid y Londres el pasado otoño ha impulsado a la diplomacia española a tomar medidas más enérgicas. Los pescadores andaluces que faenan frente al Peñón comenzaron a ser hostigados por la policía naval gibraltareña el pasado año, al comenzar a aplicar ésta una legislación del Peñón que España no reconoce. Madrid y Londres acordaron que las cosas volvieran a la situación anterior a la aplicación de esa legislación local, pero los incidentes con la policía gibraltareña se suceden. Peter Caruana, ministro principal del Peñón, al que Madrid hace responsable de la falta de diálogo, mantiene que Londres no puede negociar ningún acuerdo que viole las leyes de Gibraltar.

El ministro español, al comentar el comunicado emitido ayer por el Foreign Office, agradeció la buena voluntad de Londres pero recordó que "no es lo que España espera y no es lo que yo he solicitado". Matutes, que ha exigido a Londres que anuncie públicamente su compromiso de hacer cumplir el acuerdo a los gibraltareños, no quiso presentar las medidas restrictivas adoptadas en la verja como una represalia. "Si en algún momento los controles aduaneros se hacen más meticulosos será no tanto como represalia sino dentro del más estricto cumplimiento de las leyes vigentes".

El Gobierno español se dispone así a dar una larga batalla legal mientras mantiene bajo presión a la colonia. Matutes confirmó que ha llevado el problema a la presidencia de la UE y que está dispuesto a acudir al Tribunal Superior de Justicia Europeo. España ha preparado un informe en el que documenta las violaciones a la legislación comunitaria que se cometen en Gibraltar. Las directivas sobre Gibraltar no transpuestas por el Reino Unido afectan a la banca, valores inmobiliarios, derechos de sociedades, libre circulación de personas, seguros y medio ambiente. Matutes señaló que ha pedido a la Comisión que "incoe expedientes para que estas directivas tengan valor en Gibraltar".

Ayer, en el Peñón, se registraba un ambiente de calma tensa. Según informa , se han intensificado los registros a los automóviles que abandonaban el Peñón y las colas se prolongaban hasta unas tres horas de espera con la compañía del ruido de los aviones militares británicos. El alcalde de Algeciras, Patricio González, anunció que la policía local algecireña mirará con lupa a todos los automóviles matriculados en Gibraltar. Más espera e incomodidad para los llanitos en sus viajes a España, donde muchos tienen una segunda residencia. Ni el propio Caruana disfrutará de su casa de ocio en España, a no ser que pague el precio de varias horas de espera en la frontera.

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