Cartas al director

En recuerdo de Ana Tutor

En estas fechas hace un año que murió Ana Tutor. Tuve la gran suerte de conocerla personalmente. Fuimos compañeros en la lucha contra la maldita enfermedad que acabó con ella, y que yo estoy a punto de vencer. A ella le hicieron el trasplante de médula ósea unos meses antes que a mí el mismo equipo e incluso en la misma habitación. El recuerdo que dejó en el hospital fue inolvidable, pues en todo momento transmitía unas ganas increíbles de vivir y una capacidad de lucha insuperable. A mí personalmente me explicó el proceso del trasplante con el fin de quitarme el pánico que tenía, y consiguió ...

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En estas fechas hace un año que murió Ana Tutor. Tuve la gran suerte de conocerla personalmente. Fuimos compañeros en la lucha contra la maldita enfermedad que acabó con ella, y que yo estoy a punto de vencer. A ella le hicieron el trasplante de médula ósea unos meses antes que a mí el mismo equipo e incluso en la misma habitación. El recuerdo que dejó en el hospital fue inolvidable, pues en todo momento transmitía unas ganas increíbles de vivir y una capacidad de lucha insuperable. A mí personalmente me explicó el proceso del trasplante con el fin de quitarme el pánico que tenía, y consiguió transmitirme una confianza como pocos. Cuando coincidíamos en las revisiones, era una gran alegría poder estar charlando un rato y darnos ánimos mutuamente. Cuando escuché por televisión la noticia de su muerte sentí una horrible mezcla de sentimientos de rabia, impotencia y miedo (¿por qué no decirlo?), pero el más perdurable es el de la gran pena por la pérdida de una gran persona. Quiero mandar un humilde abrazo a todos sus familiares, algunos de los cuales tuve la suerte de conocer también personalmente.-

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