El trabajo del Instituto del Patrimonio Histórico

La Espada de Boabdill, del Museo del Ejército; el Báculo abacial esmaltado en azul del convento de las monjas benedictinas de San Plácido; el Disco de Teodosio, de la Real Academia de la Historia, y un grupo de ángeles del escultor italiano Pompeo Leoni son cuatro de las principales joyas artísticas vinculadas a Madrid de las 70 que se exhiben restauradas en la sala de exposiciones del BCH, bajo el lema Obras de arte recuperadas (ver EL PAÍS del 22 de diciembre de 1998).Nuevas restauraciones del Instituto del Patrimonio Histórico deslumbrarán a los contempladores de...

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La Espada de Boabdill, del Museo del Ejército; el Báculo abacial esmaltado en azul del convento de las monjas benedictinas de San Plácido; el Disco de Teodosio, de la Real Academia de la Historia, y un grupo de ángeles del escultor italiano Pompeo Leoni son cuatro de las principales joyas artísticas vinculadas a Madrid de las 70 que se exhiben restauradas en la sala de exposiciones del BCH, bajo el lema Obras de arte recuperadas (ver EL PAÍS del 22 de diciembre de 1998).Nuevas restauraciones del Instituto del Patrimonio Histórico deslumbrarán a los contempladores de arte en los próximos meses. Así, una Anunciación de Lucca Giordano y un Cristo de Alonso Cano reciben estos días los retoques de su delicada reposición por parte de los especialistas madrileños, con sede en el edificio denominado popularmente La Corona de Espinas, en la Ciudad Universitaria de Madrid.

Artes aplicadas, tejidos, escultura, pintura y libros y documentos son algunas de las principales secciones del instituto, que posee subsecciones de orfebrería, cerámica y porcelana, marfiles, esmaltes y muebles, entre otros. Laboratorios de física, química, biología, radiología y microscopía electrónica completan su dotación técnica, con medio centenar largo de restauradoras y restauradores de elevada cualificación profesional.

Exposición criticada

Entre algunos de sus profesionales, sin embargo, la exposición de las obras por ellas y ellos restauradas ha sido criticada. En unos casos, por la consideración, extendida, de que materiales tan delicados y de tan alto valor histórico no deben ser sometidos a trasiegos como los que ésta y otras futuras exposiciones van a implicar.En otros casos, la crítica se orienta al propio concepto y a los plazos de la muestra, cuyo catálogo ha sido coelaborado y firmado por personas no adscritas directamente al centro, pero con materiales documentales acuñados, sobre todo, por investigadores del instituto, cuyos nombres no figuran en la edición.

La pintura expuesta ha sido documentada por Juan Morán Cabré y Manuela Martín Vicente. La escultura, por Teresa Gómez Espinosa. Las artes aplicadas, por María Jesús Sánchez Beltrán; los libros y documentos, por María del Carmen Rueda Boluda. De los laboratorios, el de química destacó a Carmen Martínez de Hijas, Marisa Gómez y María Dolores Gayo, más la ayudante Ángela Arteaga. El de biología, a Irene Arroyo y Juan A. Herráez. El de física, a Miguel Ángel Lorite; radiología, a Araceli Gabaldón y Tomás Antelo, y microscopía electrónica, a Montserrat Algueró.

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