El Parlamento navarro aprueba los presupuestos y el IRPF sin aceptar ninguna enmienda de la oposición

Tras dos días de debates en el Parlamento de Navarra, todos los esfuerzos de PSN-PSOE, IU, Herri Batasuna, EA y Nueva Izquierda por cambiar los aspectos básicos de los proyectos de ley de Presupuestos y del IRPF han sido vanos. Cinco enmiendas a la totalidad, 800 enmiendas parciales en comisión y 248 mantenidas en pleno no han podido romper en una sola ocasión el blindaje del pactos entre la UPN y la CDN. Miguel Sanz, presidente del Gobierno navarro, calificó ambas normas como progresistas. Su consejero de Economía y Hacienda, José María Aracama, aseguraba que las cuentas navarras de 1999 será...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Tras dos días de debates en el Parlamento de Navarra, todos los esfuerzos de PSN-PSOE, IU, Herri Batasuna, EA y Nueva Izquierda por cambiar los aspectos básicos de los proyectos de ley de Presupuestos y del IRPF han sido vanos. Cinco enmiendas a la totalidad, 800 enmiendas parciales en comisión y 248 mantenidas en pleno no han podido romper en una sola ocasión el blindaje del pactos entre la UPN y la CDN. Miguel Sanz, presidente del Gobierno navarro, calificó ambas normas como progresistas. Su consejero de Economía y Hacienda, José María Aracama, aseguraba que las cuentas navarras de 1999 serán las del empleo y la plena integración en el euro.

No lo ve así la oposición, que estima que se trata de un documento prototípico de la derecha que agrava la preocupante tendencia de descompensación entre los ingresos por impuestos directos, cada vez menos progresivos, y los indirectos, que suponen ya el 56,9% de los ingresos fiscales de Navarra. Además, se le ha achacado falta de voluntad real en la lucha contra el fraude fiscal y respecto a la reforma fiscal. La izquierda y los partidos nacionalistas han insistido en que, bajo el manto de una reducción general de tipos, beneficia mucho más en realidad a las rentas más altas y desaprovecha la autonomía fiscal de Navarra para aplicar políticas de redistribución de la riqueza desde el sector público. El consejero Aracama aseguró instantes después de ver aprobada la reforma, que la reducción de los tipos marginales (del 20% al 15% y del 53% al 47%) debería haber sido mayor y la desaparición de deducciones, más generalizada. Un empeño éste último que evitó CDN en función de un pacto que costará, según los firmantes, 7.000 millones a las arcas forales. La nueva normativa, que baja de 17 a 7 los tramos de la tarifa, establece que la base liquidable del impuesto estará constituida por la base imponible menos un total de 550.000 pesetas, deducidas en concepto de la introducción del llamado mínimo vital. Las deducciones por rendimientos de trabajo serán lineales y de 95.000 pesetas en la cuota. El nuevo IRPF elimina la deducción por gastos de enfermedad. Por último, la deducción por la compra de vivienda se realizará en la cuota y será del 15% anual de la inversión realizada más los intereses de los capitales, con un límite de 1,5 millones por contribuyente y un máximo de tres millones en la unidad familiar. Navarra pagará al Estado 56.918 millones de pesetas el próximo año en función del vigente Convenio Económico, 4.000 millones más de los pagados en el actual ejercicio. El "rodillo" del pacto El implacable funcionamiento de los pactos fiscales y presupuestarios alcanzados por el Gobierno foral y CDN permitió a UPN-PP sacar adelante con mayoría absoluta sus dos buques insignia del final de legislatura: los presupuestos de 1999, que ascienden a 340.000 millones de pesetas, y una reforma fiscal que aplica las tarifas del IRPF más bajas de toda España, con tipos marginales que oscilan entre el 15% y el 47%, y que permitirá a partir del próximo mes de enero aplicar una notable reducción de las retenciones en las nóminas de los trabajadores, cuyos porcentajes se apresuró el Ejecutivo a aprobar ayer en una sesión extraordinaria. La izquierda parlamentaria navarra no tiene ninguna duda: el partido que preside el ex presidente navarro Juan Cruz Alli, CDN, nacido como una escisión de UPN, ha iniciado el camino de regreso (de "fusión" llegó a decir el socialista Carlos Cristóbal) hacia su punto ideológico de origen a través de una rápida política de amplios pactos que supera incluso el terreno socioeconómico y alcanza de lleno a la política educativa o a la propia negociación con el Estado para modificar el procedimiento de elección automática de presidente, en cuya comisión estará presente el propio Alli. De momento, CDN ha salvado la cara al Ejecutivo minoritario de Miguel Sanz en la recta final de la legislatura, caracterizada por un acoso de la mayoría parlamentaria al gobierno de UPN (17 escaños sobre 50) que Alli ha roto justo ahora, cuando UPN más lo necesitaba, merced a sus diez votos a cambio de la obtención de un compromiso de gasto extra de casi 6.000 millones para dos sectores de gran productividad electoral mimados por los convergentes: el fondo económico de las haciendas locales y el sector de la enseñanza privada concertada. En función de esos acuerdos y de la imagen de estabilidad que su apoyo motiva, CDN acaricia la idea de seguir siendo la bisagra de la mayoría absoluta en la próxima legislatura.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En