CERCO AL PRESIDENTE DE EEUU

Clinton recupera la popularidad y busca mediadores para impedir su juicio en el Senado

Una combinación de resaca por los febriles acontecimientos políticos y bélicos del sábado, incertidumbre ante un futuro marcado ya por el impeachment al presidente y asco y miedo por la caza de historias relacionadas con aventuras sexuales de políticos que se ha desatado en la ciudad pesó ayer como una nube plomiza sobre Washington. Pero la jornada deparó también noticias, y la más sorprendente fue que, a tenor de las encuestas, Bill Clinton ha mejorado su popularidad tras convertirse el sábado en el primer presidente del siglo XX y el segundo de la historia norteamericana en ser procesado par...

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Una combinación de resaca por los febriles acontecimientos políticos y bélicos del sábado, incertidumbre ante un futuro marcado ya por el impeachment al presidente y asco y miedo por la caza de historias relacionadas con aventuras sexuales de políticos que se ha desatado en la ciudad pesó ayer como una nube plomiza sobre Washington. Pero la jornada deparó también noticias, y la más sorprendente fue que, a tenor de las encuestas, Bill Clinton ha mejorado su popularidad tras convertirse el sábado en el primer presidente del siglo XX y el segundo de la historia norteamericana en ser procesado para su destitución.

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La sorpresa quizá pueda explicarse por el foso que parece haberse abierto entre la capital de EEUU y el resto del país. Ante la perplejidad de la mayoría de los ciudadanos que viven fuera de Washington, y en el momento cumbre del poderío internacional y de la salud económica del imperio estadounidense, la capital se ha hundido en un ciclo infernal de revelaciones sobre aventuras sexuales, polémicas de tono partidista y agrias iniciativas políticas y militares.Clinton y el fiscal especial Kenneth Starr comparten este año como personajes del año la portada de Time, según informó ayer el semanario. Han sido los protagonistas de este año que EEUU ha vivido entre escándalos. Un año que culminó el sábado con la dimisión de Bob Livingston, elegido un mes atrás líder parlamentario republicano y presidente de la Cámara de Representantes en sustitución del también dimitido Newt Gingrich, y el procesamiento de Clinton por los cargos de perjurio y obstrucción a la justicia.

Clinton, que el sábado dejó claro que no piensa arrojar la toalla, recibió ayer el consuelo de las encuestas, su instrumento favorito de gobierno. Según la de NBC, la aprobación de su trabajo político subió en las horas posteriores a su procesamiento desde el 68% al 72%. Y según la de CBS-The New York Times, el 66% no quiere que dimita para ahorrarle al país el trauma y la incertidumbre de su juicio en el Senado, mientras el 31% le pide la dimisión.

Pero EEUU está sumido en la confusión. El sondeo de NBC también aportó un elemento inquietante para Clinton: el 43% aprueba el impeachment decidido por la Cámara de Representantes, un incremento de tres puntos en relación al miércoles. Y la oposición al procesamiento baja desde el 57% al 55%. Partidarios y detractores del titular de la Casa Blanca utilizaban ayer unos u otros datos para sostener sus posiciones. El Senado, con William Rehnsquist, juez y presidente del Tribunal Supremo, al frente, recibió el sábado el encargo constitucional de juzgar a Clinton por los delitos que le imputó la Cámara de Representantes, con los votos de 223 republicanos y 5 demócratas.

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La preparación y desarrollo del juicio, que sólo tiene un precedente, el del presidente Andrew Johnson en 1868, puede durar meses, con el consiguiente daño a la capacidad de Clinton de conducir los asuntos del país. Pero se requieren dos tercios del Senado, que en el mes de enero reanudará sus sesiones sólo para decidir sobre la culpabilidad y destitución del presidente. Los republicanos cuentan con 55 senadores y los demócratas con 45. Eso quiere decir que, aun votando todos los republicanos contra Clinton, lo que es muy improbable, la destitución no será aprobada si no cuenta con el apoyo de 12 demócratas."No creo que nadie desee paralizar las tres ramas del Gobierno durante los próximos meses; no estamos en 1868, sino al final del siglo XX, con grandes problemas internacionales y domésticos", declaró ayer el senador demócrata Chistopher Dodd.

Dodd se declaró partidario de aceptar la propuesta efectuada el sábado por Clinton: una negociación entre la Casa Blanca y el Senado anterior al comienzo del juicio para buscarle al presidente un castigo "razonable, proporcional y bipartidista". Ese castigo sería la declaración de censura que la Cámara rechazó el sábado.

La Casa Blanca confirmó ayer que Clinton busca "mediadores" para sus tratos con el Senado. Uno de los sondeados es George Mitchell, que fue líder demócrata del Senado y exitoso mediador en el conflicto de Irlanda del Norte. Otro es Bob Dole, que también fue líder republicano en el Senado y candidato a la presidencia en 1996.

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