La fama del norte
Ya era difícil encontrar una explicación lógica a la fama que ostenta el norte de Madrid respecto al tan comentado deprimido sur, olvidándose de paso de tener el honor de la proximidad del aeropuerto de Barajas. Vienen vendiendo las excelencias de las poblaciones del norte de Madrid, Alcobendas y San Sebastián de los Reyes, en virtud a una supuesta calidad de vida, servicios e infraestructuras, que al parecer hacen envidiable el habitar aquí.Resulta que esta catalogación intencionada se ve un tanto desvirtuada si tenemos en cuenta la realidad que gran parte de sus habitantes sufren diariamente...
Ya era difícil encontrar una explicación lógica a la fama que ostenta el norte de Madrid respecto al tan comentado deprimido sur, olvidándose de paso de tener el honor de la proximidad del aeropuerto de Barajas. Vienen vendiendo las excelencias de las poblaciones del norte de Madrid, Alcobendas y San Sebastián de los Reyes, en virtud a una supuesta calidad de vida, servicios e infraestructuras, que al parecer hacen envidiable el habitar aquí.Resulta que esta catalogación intencionada se ve un tanto desvirtuada si tenemos en cuenta la realidad que gran parte de sus habitantes sufren diariamente para mantener esa fama.
La vivienda: en primer lugar;resulta difícilmente accesible, con pisos de 25, 30 millones y más; los atascos de entrada a la capital por la N-I son moneda corriente; el tan ansiado tren de Cercanías no parece llegar nunca, y hasta la cesta de la compra se incrementa en más de un 15%. Por si esto no fuera peaje suficiente para los vecinos de estos municipios, ahora llegan los aviones. Desde la apertura de la nueva pista de Barajas, tenemos que sufrir ruidos claramente superiores a los permitidos (superan los 90 decibelios frente al límite de 65), con un incesante paso de aeronaves sobre nuestras viviendas y con una incomprensible pasividad por parte de los responsables de ambos ayuntamientos, que son incapaces de tomar medidas contra un problema que afecta ahora y afectará gravemente el futuro de estas ciudades, tanto social como económicamente. ¿Quién se va a comprar un piso de más de 30 millones de pesetas con un avión pasando por encima de su cabeza continuamente?- .