Granada abre una biblioteca para alumnos con discapacidad visual La iniciativa está copiada de una sala similar en Canadá

Los 30 alumnos con problemas de visión matriculados en la Universidad de Granada cuentan desde la pasada semana con un servicio bibliotecario adaptado a sus necesidades. Gracias a él los estudiantes podrán transcribir libros al lenguaje Braille o escucharlos por medio de un sofisticado sistema informático de reproducción oral de textos. El nuevo servicio, ubicado en el Edificio San Jerónimo, es fruto de un convenio entre la institución granadina y la ONCE con el objetivo de facilitar el acceso de personas con ceguera total o parcial a los estudios universitarios. La directora de la nueva inst...

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Los 30 alumnos con problemas de visión matriculados en la Universidad de Granada cuentan desde la pasada semana con un servicio bibliotecario adaptado a sus necesidades. Gracias a él los estudiantes podrán transcribir libros al lenguaje Braille o escucharlos por medio de un sofisticado sistema informático de reproducción oral de textos. El nuevo servicio, ubicado en el Edificio San Jerónimo, es fruto de un convenio entre la institución granadina y la ONCE con el objetivo de facilitar el acceso de personas con ceguera total o parcial a los estudios universitarios. La directora de la nueva instalación, Ana María Peregrín, explica que no se trata de una biblioteca al uso. "Aquí no tenemos libros, pero podemos conseguir rápidamente el ejemplar que nos soliciten en cualquier biblioteca de la Universidad". Una vez que la persona dispone de su volumen, cuenta con todos los avances técnicos para leerlo. La ONCE ha instalado modernos programas informáticos, una impresora y una línea de lectura Braille, un escáner y una telelupa. La Universidad ha aportado las instalaciones, el mobiliario y cinco ordenadores. Con la tecnología facilitada por la ONCE, los alumnos con discapacidad podrán también generar sus propios apuntes y trabajos escolares. Para ello cuentan con el sofisticado software de reproducción oral de textos Lee 4.1. Con la ayuda de dos voluntarios que colaboran con la biblioteca, los estudiantes escanean las páginas del libro y el programa las lee con voz dura y metálica. El proyecto del servicio bibliotecario fue presentado por la propia directora a iniciativa de un profesor que visitó uno similar en la Universidad de Montreal, en Canadá. "Comenzamos a trabajar en él hace tres años, pero hemos encontrado muchas trabas financieras y burocráticas", señala Peregrín. La bibliotecaria espera atender en el futuro las necesidades de disminuidos auditivos y físicos. Dos programas informáticos completan los servicios ofrecidos a los alumnos. El usuario pasa el puntero del ratón por los iconos de la pantalla y el ordenador reproduce de viva voz las opciones. Una utilidad a la que sólo le falta perfeccionar el acento de su macarrónico inglés.

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