Cartas al director

Las protestas de los universitarios

Se acusa a los estudiantes desde las altas esferas de poder del Estado de presentar reivindicaciones injustas y de no saber lo que quieren. Sin embargo, y sin necesidad siquiera de nombrar los problemas estrictamente académicos, se pueden resumir fácilmente diversos factores que impiden a los estudiantes universitarios participar activamente en la sociedad de que forman parte.Conviene recordar, pues, y no no nos vamos a adentrar en los problemas académicos, 1) que las tasas generales de matrícula de primer y segundo ciclo, y más aún las de cursos de doctorado, son excesivas, incluso (y especia...

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Se acusa a los estudiantes desde las altas esferas de poder del Estado de presentar reivindicaciones injustas y de no saber lo que quieren. Sin embargo, y sin necesidad siquiera de nombrar los problemas estrictamente académicos, se pueden resumir fácilmente diversos factores que impiden a los estudiantes universitarios participar activamente en la sociedad de que forman parte.Conviene recordar, pues, y no no nos vamos a adentrar en los problemas académicos, 1) que las tasas generales de matrícula de primer y segundo ciclo, y más aún las de cursos de doctorado, son excesivas, incluso (y especialmente) dentro del contexto europeo con el que se quiere converger; 2) que la subvención del transporte público para los estudiantes es inexistente o, cuando existe, es mínima; 3) que la Universidad pública española no proporciona vivienda a sus estudiantes, algo común en el modelo de Universidad pública más extendido de Europa; 4) que la Universidad pública no es capaz hoy por hoy de integrar a sus estudiantes en el mundo laboral ni de proporcionarles la manera de desarrollar trabajos compatibles con sus actividades académicas, en el ámbito de la Universidad o fuera de ella, que les permitan financiarse sus estudios; 5) que los servicios complementarios de las universidades, tales como los de comedor, cafetería o reprografía, se ofrecen a precios normales de mercado, por lo que no resultan asequibles para los estudiantes.

Todo este entramado de circunstancias, tolerado o promovido por los organismos públicos, da lugar a un círculo imposible de romper, que transforma al estudiante, sin remedio, en un parásito altamente cualificado sin posibilidad de prestar servicio a la sociedad de la que, recuérdese, forma parte.-

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