La solución del Ministerio

El secretario general de Educación, Francisco López Rupérez, se personó a última hora de la mañana en el Celestino Mutis para analizar personalmente los problemas del centro con el equipo directivo y los profesores. Tras hora y media de reunión, el brazo derecho de la ministra Esperanza Aguirre llegó a la conclusión de que los alumnos más problemáticos del instituto no sólo presentan necesidades educativas especiales: también precisan de la atención de un psicólogo. "Nos encontramos ante chavales con unos problemas que rayan en lo patológico", aseguró.Por ello, López Rupérez prometió a los doc...

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El secretario general de Educación, Francisco López Rupérez, se personó a última hora de la mañana en el Celestino Mutis para analizar personalmente los problemas del centro con el equipo directivo y los profesores. Tras hora y media de reunión, el brazo derecho de la ministra Esperanza Aguirre llegó a la conclusión de que los alumnos más problemáticos del instituto no sólo presentan necesidades educativas especiales: también precisan de la atención de un psicólogo. "Nos encontramos ante chavales con unos problemas que rayan en lo patológico", aseguró.Por ello, López Rupérez prometió a los docentes del Celestino Mutis un trato preferente en varias direcciones: por un lado, se incorporarán a la plantilla del centro, cuanto antes, uno o dos profesores especializados en alteraciones de conducta; por otro, se prestará atención psicológica en el propio centro a estos muchachos conflictivos, preferentemente en colaboración con el Ayuntamiento o la Comunidad; por último, un psicopedagogo se reunirá periódicamente con los profesores para darles consejos y orientaciones "que les ayuden a superar estos conflictos".

Con su presencia personal en las instalaciones, el secretario general quería dar imagen de que el ministerio reacciona "al más alto nivel, y sin contemplaciones" ante el menor conflicto en materia de convivencia escolar. Sin embargo, López Rupérez acabó admitiendo que la planificación escolar en la zona no está muy bien diseñada.

"Quizás se puedan repartir mejor los alumnos para que no haya un instituto con más de mil matriculados de golpe. Lo analizaremos con más detalle al final del curso", admitió.

López Rupérez se escudó en que su departamento "no puede estar al tanto de todo lo que sucede en 1.100 institutos", y añadió: "Además, estamos entrando en la fase más crítica de la reforma y pueden surgir algunos problemas".

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