Ayudante de hierro

Un cirujano puso el problema y tres ingenieros han encontrado la solución. Se llama Isa, es de hierro y acaba de nacer. Es el primer robot ayudante de quirófano que libera a quien lleva el bisturí de las labores rutinarias y obedece a su voz. No le tiembla el pulso y no se cansa, aunque tenga que estar varias horas en la misma posición. Hace más de un año, Carlos Vara acudió a la Escuela de Ingenieros Industriales de la Universidad de Málaga para que le ayudaran a simplificar las operaciones laparoscópicas (examen de la cavidad abdominal). En estas intervenciones -en las que no se abre al pac...

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Un cirujano puso el problema y tres ingenieros han encontrado la solución. Se llama Isa, es de hierro y acaba de nacer. Es el primer robot ayudante de quirófano que libera a quien lleva el bisturí de las labores rutinarias y obedece a su voz. No le tiembla el pulso y no se cansa, aunque tenga que estar varias horas en la misma posición. Hace más de un año, Carlos Vara acudió a la Escuela de Ingenieros Industriales de la Universidad de Málaga para que le ayudaran a simplificar las operaciones laparoscópicas (examen de la cavidad abdominal). En estas intervenciones -en las que no se abre al paciente- el cirujano maneja tres herramientas: las pinzas, el bisturí y la cámara con la que se ve el interior del cuerpo. Como el médico sólo tiene dos manos, generalmente es asistido por un ayudante que sujeta el equipo óptico. Cirujano y auxiliar tienen que hacer contorsiones mientras dura la operación para no estorbarse y para mantener la coordinación. Aún así, se producen pequeños desincronismos. Víctor Muñoz, Jesús Gómez y Jesús Fernández, ingenieros en robótica, pusieron mentes a la obra para dar solución al dilema. Se hicieron con un robot industrial, le adaptaron un brazo para sujetar la cámara y le añadieron un sistema inteligente que existía en el mercado para que respondiera a las órdenes del cirujano. Parece simple, pero han tenido que romperse la cabeza. El esfuerzo ha valido la pena porque, aunque no se atreven a afirmarlo con rotundidad, creen que es el primer robot de este tipo en Europa. Por las dudas, ya están tramitando la patente. Aunque es un invento a caballo entre la Medicina y la Robótica, también tiene una pizca de Literatura. Para entrenar a Isa, en el reconocimiento de la voz del cirujano, los ingenieros le leían capítulos del Quijote. Esta enseñanza permite que el robot sólo atienda las instrucciones de quien corta al paciente. Vara, catedrático de la Universidad malagueña y responsable del departamento de cirugía del hospital Clínico, tuvo que leer los textos con mascarilla, para que el robot reconociera su voz aún distorsionada. El nombre no es casual. Isa se corresponde con las iniciales de Ingeniería de Sistemas y Automática. El responsable del grupo, Alfonso García, también ha contribuido al invento al facilitar infraestructura y recursos humanos y económicos para la investigación. "Este robot no sustituye al ayudante de quirófano, simplemente libera al equipo de las tareas rutinarias", matiza Vara. Isa ya ha pasado la prueba del algodón: ha participado en operaciones experimentales con cuerpos simulados y con cerdos, aunque aún no se ha utilizado con humanos. Para sus inventores, "esto es sólo el principio", porque creen que el sistema también será útil para intervenciones y pruebas diagnósticas de gran precisión. Ahora el problema lo plantean los ingenieros: se necesitan fondos para seguir investigando. Ya han tenido contactos con empresas germanas de robótica. "Pero convencer a un alemán de que hemos hecho algo que no han inventado ellos es difícil", apunta Vara. Los ingenieros, que hasta entonces estaban callados, rompen su silencio. Fernández apostilla: "Más difícil es convencer a los españoles de que somos capaces de hacer algo mejor que los extranjeros". "Pero lo somos, con mucha imaginación y poco dinero", dice Muñoz. Gómez va a lo crematístico: "Pero llega un momento en que sin dinero no se puede seguir".

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