Barcelona arropa de nuevo a los brigadistas

Un grupo de 23 brigadistas internacionales, de los 10.000 soldados que combatieron en el frente de Cataluña a partir de 1936, volvió ayer a sentir el homenaje de las autoridades y de centenares de personas que les arroparon, 60 años después de su amargo despido catalán. El 28 de octubre de 1938 los voluntarios extranjeros que acudieron a defender a la República durante la guerra civil española abandonaron las calles de Barcelona. En su primera jornada oficial en Cataluña, los ex combatientes asistieron ayer, agotados pero felices, a una solemne recepción ofrecida por el alcalde de Barcelona, ...

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Un grupo de 23 brigadistas internacionales, de los 10.000 soldados que combatieron en el frente de Cataluña a partir de 1936, volvió ayer a sentir el homenaje de las autoridades y de centenares de personas que les arroparon, 60 años después de su amargo despido catalán. El 28 de octubre de 1938 los voluntarios extranjeros que acudieron a defender a la República durante la guerra civil española abandonaron las calles de Barcelona. En su primera jornada oficial en Cataluña, los ex combatientes asistieron ayer, agotados pero felices, a una solemne recepción ofrecida por el alcalde de Barcelona, Joan Clos, en el Saló de Cent del Ayuntamiento. El motivo del acto: obsequiarles en nombre de la ciudad y de toda Cataluña con un vídeo que repasa la multitudinaria bienvenida que los catalanes ofrecieron en 1996 a los más de 300 "luchadores de la libertad" que llegaron en tren, por primera vez, a Barcelona. En aquella ocasión regresaron a España para obtener la nacionalidad prometida por el presidente del Gobierno de la República Juan Negrín. Este reconocimiento de la nacionalidad en la tierra en la que lucharon fue pactado en 1996 por todas las fuerzas parlamentarias de la legislatura pasada, en un acto sin precedentes por la unanimidad del acuerdo. La propuesta partió de Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya, el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y el PSOE a petición de la Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales. El acto celebrado ayer no tuvo ningún carácter político y sirvió para acoger a los brigadistas, que cada dos años acudirán, en la medida de sus posibilidades físicas, a la cita con los ciudadanos de Cataluña. Contra el olvido A primera hora de la mañana, el autocar republicano llevó a los brigadistas al monumento de la Brigada Lincoln, en la avenida del Carmel, donde se realizó una ofrenda floral a los soldados caídos. Ya en el Ayuntamiento de Barcelona, y en presencia de algunas autoridades municipales, representantes sindicales, ex combatientes republicanos y cerca de 200 ciudadanos, Joan Clos recordó que hace dos años "el pueblo de Cataluña se volcó para recibir a los defensores de la libertad, de la paz y de los ideales democráticos". "Quiero que sepáis -dijo el alcalde- que en este Saló de Cent se han desarrollado momentos muy importantes en la historia de la ciudad. Aquí, Rafael Casanova juró defender Barcelona en 1714 y más tarde en esta sala se proclamó la República catalana", añadió Clos. En su discurso, el alcalde hizo énfasis en que las ideas encarnadas por los brigadistas -libertad, democracia y justicia- se han consolidado finalmente en España. "Los catalanes, y en conjunto todos los españoles, os reconocemos vuestra lucha y vuestros ideales democráticos. Nunca insistiremos lo suficiente: nunca os olvidaremos, gracias", añadió Clos. El acto estuvo marcado por momentos de emoción durante la proyección del vídeo. Entre tímidas sonrisas y lágrimas, el público asistente revivió las palabras de Dolores Ibárruri, La Pasionaria, en boca de un brigadista: "Nosotros enseñaremos a nuestros hijos y a nuestros nietos a no olvidar nunca a las Brigadas Internacionales". Los ancianos brigadistas fueron despedidos con un largo aplauso y al canto de las canciones más representativas del bando republicano durante la guerra, como Ay Carmela y La Internacional. A la salida del Ayuntamiento, varias decenas de personas, con banderas republicanas y los puños en alto, despidieron a la comitiva de los ancianos luchadores. "Representan un periodo sangriento de nuestra historia, un bonito símbolo de lucha por la libertad", decía una estudiante.

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