Unión Valenciana obvia la cuestión lingüística en el Congreso de la refundación ideológica Una comisión ejecutiva compuesta de 11 miembros regirá el partido regionalista. Los nuevos estatutos de UV ceden el control absoluto del partido a 11 personas Villalba dice que la comarcalización será una exigencia "irrenunciable" en futuros pactos
El primer congreso de Unión Valenciana en ausencia del malogrado Vicente González Lizondo, padre fundador y alma de la familia regionalista hasta su defenestración en el año 1996, persigue adaptar el partido al entorno europeo en que se desenvuelve su actividad. La incidencia en la cuestión lingüística, factor clave de cohesión en los primeros tiempos de UV, es ahora mínima. La ponencia ideológica apenas menciona que el valenciano "es un idioma propio, diferente y diferenciado de cualquier otro idioma que se hable en el Estado español".
La denominada ponencia de Lengua y Cultura sólo dedica cuatro párrafos a la lengua y, de acuerdo con el primer discurso pronunciado por Héctor Villalba cuando heredó la presidencia nacional del partido, traslada la autoridad lingüística a la Acadèmia de Cultura Valenciana, una institución privada que defiende las tesis secesionistas. Los primeros tiempos de UV se identifican con la lucha callejera alientada desde el denominado Grup d"Acció Valencianista, virulento defensor del secesionismo lingüístico. Pero el asentamiento del estado de las autonomías, sin renunciar a una reiterada defensa del uso social de la lengua en casi todas las ponencias sometidas al congreso, requiere elevar las miras a cuestiones más eficaces y menos viscerales como los conciertos económicos que disfrutan los vascos y navarros. El recurso a la eficacia se aprecia también en la ponencia de estatutos que debaten los regionalistas en el congreso de Gandia. El actual Consell Nacional de UV se desgajará en dos piezas. Una cúpula de 11 personas, que serán elegidas por la asamblea, ejercerá el control ejecutivo del partido con amplísimas prerrogativas, entre otras la elaboración y ratificación de todas las listas electorales y el nombramiento de cargos públicos. El nuevo Consell Nacional lo constituirán cerca de un centenar de cargos orgánicos y públicos junto a algunos militantes elegidos a título individual y se reunirá con una periodicidad trimestral como máximo órgano entre congresos. Quedan reservados al congreso los grandes asuntos de estrategia y definición ideológica del partido regionalista.El poder omnímodo que disfrutaba González Lizondo en el seno de UV en su etapa como señor del partido se diluye, según la ponencia de Estatutos, en una comisión ejecutiva compuesta por 11 personas, que serán elegidas en una asamblea nacional que no se celebrará antes de las próximas elecciones autonómicas. La nueva comisión ejecutiva nacional tendrá un mandato de cuatro años y será elegida por mayoría simple en listas cerradas. La cúpula "fijará la posición del partido formulando todo tipo de declaraciones"; administrará los bienes de la organización; "nombrará los candidatos a las elecciones europeas, estatales y autónomicas y designará las personas que tengan que ocupar cargos de gobierno"; "acordará el ingreso de nuevos afiliados"; "resolverá las controversias en el seno del partido"; "convocará las elecciones de cargos órganicos", y elaborará los reglamentos del partido. Nuevo modelo El Consell Nacional queda en un segundo plano. Todos los acuerdos adoptados por el congreso deberán ser ratificados por la asamblea nacional a finales de noviembre. La elaboración del nuevo reglamento y su registro en el Ministerio de Interior dilatará la aplicación del nuevo modelo hasta pasadas las elecciones autonómicas. Los máximos responsables del partido sólo tuvieron que afrontar una sorpresa relativa a la ponencia de estatutos. Un grupo de militantes de Castellón sugirió, en un alarde de democracia interna, que todos los candidatos a las elecciones autonómicas y estatales tuvieran que ser avalados por 2.000 firmas. El número de militantes de Castellón está muy por debajo de esta cifra, mientras que en Alicante apenas la superan, sin embargo la enmienda fue aprobada en comisión. La cúpula del partido intentaba evitar que prosperara en la sesión plenaria de anoche para evitar problemas en la futura asamblea nacional. La revolución en los estatutos del partido viene acompañada de una ponencia ideológica que define a UV como un partido de centro: "Porque entendemos que están desfasadas las distinciones y enfrentamientos entre partidos de derechas y de izquierdas, las ideologías conservadora y socialista de carácter centralista se han mostrado incapaces de dar soluciones válidas a los problemas que tiene planteado el pueblo valenciano". El apego a la tierra, la "territorialidad", según el texto de la ponencia, es de una raigambre más sentimental que lógica y la dispersión social, económica e ideológica de la militancia y del censo de votantes de UV obliga a componendas teóricas en la ponencia que define la ideología de la formación regionalista. Así, UV se define simultáneamente como "liberal y progresista". Defiende una "sociedad de mérito donde el trabajo, el esfuerzo y la capacidad personal tengan su recompensa". Pero exige igualdad de oportunidades para todos porque "una sociedad no es libre si sus componentes no tienen una protección social suficiente, frente a las múltiples circunstancias de la vida". Por eso, no es extraño que la ponencia ideológica haga especial hincapié en aspectos estrictamente administrativos relativos a la organización territorial y defienda que la Comunidad Valenciana "es una nación dentro del estado plurinacional español". UV exige "todas las competencias previstas por el texto constitucional". Y alguna más, como la reforma del Senado para convertirlo en cámara de primera lectura de todas las leyes que afecten "de manera directa a las comunidades autónomas"; los conciertos económicos según el modelo que disfrutan vascos y navarros; o la negociación directa con Bruselas de los fondos de cohesión que actualmente recibe el Estado para su distribución. En el ámbito local, UV apuesta por la superación de la división provincial y propone una ley de comarcalización. Héctor Villalba, en rueda de prensa, se negó a profundizar sobre el contenido de las ponencias que anoche debatía el congreso, pero recordó cómo UV instó a la elaboración de una ley de comarcalización durante la segunda legislatura de las Cortes que los socialistas nunca elaboraron, y cómo el pacto de gobierno con el PP incluye la misma exigencia. Ayer comentó lacónico que un pacto expresa las aspiraciones de dos formaciones diferentes y que el PP no ha mostrado mayor voluntad a la hora de impulsar una ley de comarcalización, que también obligaría a una modificación de la Constitución puesto que prevé la desaparición de la división provincial y las correspondientes diputaciones. Villalba también otorgó especial importancia a una ley de entidades locales menores que permita la autonomía de pequeñas comunidades integradas en municipios mayores. Sin posiciones previas Villalba, satisfecho de sí mismo, auguró que Unión Valenciana ofrecerá un programa "serio y bien definido" ante las próximas elecciones como resultado del congreso. Y advirtió: "En junio de 1999 no tendremos posiciones previas de partida ni exclusiones de antemano". Pero dejó caer que los regionalistas no tienen ninguna intención de romper el pacto de gobierno con el PP al comentar que no habría vacío de poder puesto que el gobierno en funciones permanecería hasta que tomara posesión el nuevo Consell. En las diversas ponencias los regionalistas sugieren la creación de una consejería de Turismo y la potestad de las comunidades autónomas para actuar como sujetos de derecho ante la Unión Europea en lugar del Estado.
La unanimidad desvirtúa las formas
La familia regionalista que sufrió algún divorcio desgarrador hace apenas dos años está empeñada en ofrecer imagen de "partido serio". El último congreso de Unión Valenciana se celebró en Alicante hace seis años. Entonces alguna ponencia de peso se cayó del orden del día por decisión unilateral del fallecido Vicente González Lizondo. El congreso que celebra UV en Gandia, seis años después, lo preside una mujer, Lorena Ferrandis, y ha sido organizado con precisión milimétrica. Los responsables del cónclave aseguran que se han acreditado el 98% de los cerca de 500 delegados convocados y la imagen general se aleja mucho del tono estridente y fallero que rodeaba las anteriores reuniones del partido regionalista. Entre los detalles formales más significativos se cuenta la primera ponencia sobre la mujer defendida en un congreso de UV, que propone la revisión al alza de las pensiones de viudedad, el reconocimiento del "trabajo invisible" del ama de casa a través de partidas del IPRF destinadas a pensiones de invalidez para mujeres sin trabajo externo. También sugiere que se deben remunerar de forma equivalente no ya trabajos iguales, sino trabajos del mismo valor. Un factor clave es el relanzamiento de la maternidad que sugiere extender la baja por maternidad a 20 semanas, ampliar el periodo de lactancia o permitir que los hombres se acojan a las excedencias laborales para el cuidado de los hijos en lugar de las mujeres. Los debates en comisión de todas las ponencias son a puerta cerrada y hasta el momento todos los documentos sometidos al pleno han sido aprobados por unanimidad -apenas dos o tres abstenciones- y sin debate tras una exposición, más o menos cansina, de los responsables de los mismos. El esfuerzo por el cuidado de las formas es meritorio, pero queda desvirtuado por una sospechosa unanimidad de criterio.
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