Reportaje:

Sólo el 6,5% de los escolares africanos va a centros religiosos

Sólo el 6,5% de los alumnos inmigrantes africanos de Cataluña, sobre un total de 6.858, cursa sus estudios de preescolar y primaria en las escuelas privadas concertadas, la mayoría de ellas de signo confesional. En Cataluña existen alrededor de 500 centros adheridos al Secretariado de la Escuela Cristiana, el órgano representativo de las comunidades educativas cristianas, creado por el arzobispado de Barcelona en 1977. Estos centros reciben el correspondiente concierto educativo de la Generalitat, lo que les obliga a escolarizar a los alumnos con necesidades educativas especiales, entre los q...

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Sólo el 6,5% de los alumnos inmigrantes africanos de Cataluña, sobre un total de 6.858, cursa sus estudios de preescolar y primaria en las escuelas privadas concertadas, la mayoría de ellas de signo confesional. En Cataluña existen alrededor de 500 centros adheridos al Secretariado de la Escuela Cristiana, el órgano representativo de las comunidades educativas cristianas, creado por el arzobispado de Barcelona en 1977. Estos centros reciben el correspondiente concierto educativo de la Generalitat, lo que les obliga a escolarizar a los alumnos con necesidades educativas especiales, entre los que se incluyen algunos grupos de inmigrantes, sobre todo los procedentes del continente africano. La existencia de un gran número de alumnos de origen magrebí en las escuelas catalanas no ha pasado inadvertido para la Iglesia. La hoja dominical de las diócesis de Vic, Tarragona y Solsona, en su editorial del domingo 27 de septiembre, constataba su presencia y pedía a los feligreses que evitasen "cualquier comportamiento que manifieste marginación o exclusión social". En esa misma línea, la Escuela Cristiana de Cataluña sacaba a la luz una declaración en la que se reafirmaba su compromiso de "apertura a los hijos de los inmigrantes". Los datos, sin embargo, no parecen corroborar estas declaraciones: en la mayoría de localidades catalanas donde viven colectivos de inmigrantes, el número de alumnos de origen africano que durante el curso 1997-1998 estudió en escuelas cristianas, salvo excepciones, fue mínimo y en algunas incluso inexistente. En Palafrugell, pese a existir tres centros concertados de carácter confesional, todos los alumnos magrebíes del pueblo, 121 en total, van a la escuela pública. Y el fenómeno se repite a lo largo de la costa mediterránea. En Premià de Mar sólo uno de los 73 alumnos inmigrantes africanos está matriculado en uno de los dos centros concertados religiosos de la localidad. Este fenómeno también se produce en algunas poblaciones de la provincia de Barcelona. En Sant Boi de Llobregat, los 97 alumnos de origen magrebí están en las escuelas públicas y ninguno en las dos escuelas cristianas. Y lo mismo sucede en Viladecans: las dos escuelas religiosas no tienen en sus aulas a ningún inmigrante, mientras que en las públicas hay 86. Cara y cruz En el casco antiguo de la ciudad de Barcelona, con una gran población de origen inmigrante, también ha habido en el curso 1997-1998 un gran desequilibrio entre el número de alumnos matriculados en la escuela pública y en la privada: 403 magrebíes estudiaron durante el curso pasado en las escuelas públicas y sólo 43 lo hicieron en la privada. Un desequilibrio que se repetía entre los 14 centros religiosos de la zona. Varios expertos en educación aseguraron a este periódico que la gran mayoría de los alumnos africanos se concentraba en dos centros de carácter confesional de la zona. Las responsables de estas escuelas, que no han querido que el nombre del centro fuera publicado, manifiestan que éstas siempre se han caracterizado por atender a los "más necesitados de la sociedad" y que su acceso a la escuela se vive "como una riqueza, no como un problema". Algunos sectores de la comunidad educativa acusan a la privada cristiana de beneficiarse de la situación actual. Es el caso de la ciudad de Girona, donde estudiaron en el curso pasado 238 alumnos de origen extranjero, procedentes en su mayoría del Magreb y el África subsahariana, de los que sólo 12 se matricularon en los ocho centros privados de la ciudad, todos religiosos, incluidas dos escuelas vinculadas al Opus Dei. A juicio de la responsable del área de Educación del Ayuntamiento de Girona, Anna Pagans, una de las causas de este desequilibrio es la falta de control que la Generalitat ejerce sobre las escuelas concertadas. "No tienen establecidas zonas de escolarización, como sucede en la pública, lo que en algunos casos les exime de acoger inmigrantes, pero también les permite matricular a los alumnos autóctonos procedentes de otras partes de la ciudad". Esta falta de control sobre los centros concertados origina, en opinión de Francesc Saló, portavoz del sindicato USTEC-STES, que en Girona la privada religiosa se aproveche de la huida de alumnos procedentes de algunos centros públicos. "Es el caso del Sagrat Cor de Jesús, que se beneficia de la situación de la escuela pública que tiene al lado, que pese a contar con una capacidad para 450 alumnos sólo tiene 95", afirma Saló. Este mismo dirigente sindical se queja de la inoperancia de la Generalitat y asegura que en Girona incluso los antiguos inmigrantes del sur de España van a los colegios religiosos para evitar los guetos escolares que se forman en algunas escuelas públicas. "Es como una especie de apartheid", concluye contundente. Algo parecido, aunque en menor medida, sucede en El Masnou. Algunas personas manifiestan que los padres autóctonos sacan a sus hijos de la escuela pública del centro del municipio y los llevan a la escuela privada religiosa más cercana, justo a dos calles: La Inmaculada, perteneciente a la orden de las escolapias. La Escuela Cristiana ha pedido a la Generalitat que concierte el parvulario. Así, el secretario general de la Escuela Cristiana, Francesc Riu, afirma que los centros religiosos no discriminan a los inmigrantes. "Lo que pasa es que los alumnos de origen extranjero muchas veces no pueden pagar las matrículas del parvulario, que no es gratuito", explica Riu. Por ello, pide a la Generalitat que financie este tramo educativo, que a diferencia de la primaria y la ESO no recibe concierto económico, aunque si disfruta de subvenciones. Las matrículas en el parvulario de los centros religiosos suelen oscilar entre 15.000 y 22.000 pesetas mensuales, aunque éste no es el único obstáculo para las familias con pocos recursos, puesto que en los tramos concertados también se cobran cantidades mensuales. Pero existen otras alternativas que permitirían el paso de los alumnos inmigrantes a las escuelas privadas. La primera es la reserva de plazas en el parvulario, experiencia que se ha realizado por primera vez en España en los municipios de Vic y Manlleu. Otra alternativa es la concesión de becas por parte de la Administración educativa, aunque los expertos consideran que se trata de una "solución transitoria", como afirma el delegado en Cataluña de los salesianos, José Iriarte.

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