HEPATITIS C DOS MÉDICOS DEFENDIERON LA PROFESIONALIDAD DEL IMPUTADO

Un anestesista reconoce que asumía como propias operaciones realizadas por Juan Maeso

Vicente Sáez Merino, ex jefe de anestesia de la Clínica Casa de Salud, reconoció ayer durante su comparecencia ante el juez que Juan Maeso, el único imputado por el brote de hepatitis C localizado en dos hospitales de Valencia, participó en varias intervenciones quirúrgicas encomendadas a él. La declaración de Sáez Merino corrobora tanto la desmesurada actividad del anestesista en las funciones de guardia como la existencia de casos de infección atribuidos al médico en operaciones, en principio, realizadas por otros médicos. Los otros tres facultativos que prestaron declaración ayer, dos de el...

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Vicente Sáez Merino, ex jefe de anestesia de la Clínica Casa de Salud, reconoció ayer durante su comparecencia ante el juez que Juan Maeso, el único imputado por el brote de hepatitis C localizado en dos hospitales de Valencia, participó en varias intervenciones quirúrgicas encomendadas a él. La declaración de Sáez Merino corrobora tanto la desmesurada actividad del anestesista en las funciones de guardia como la existencia de casos de infección atribuidos al médico en operaciones, en principio, realizadas por otros médicos. Los otros tres facultativos que prestaron declaración ayer, dos de ellos expedientados por la Consejería de Sanidad, negaron tener conocimiento de la supuesta adicción a las drogas de Maeso.

Sáez Merino, de 70 años, desveló ayer ante el juez encargado de investigar el caso, José Manuel Ortega, lo que puede ser una práctica habitual en varios hospitales valencianos: Asumir como propias -mediante la firma de los preceptivos partes administrativos- intervenciones quirúrgicas realizadas por otros compañeros. El ex jefe de anestesia de la Casa de Salud explicó ayer por qué el estudio epidemiológico realizado a instancia de la Consejería de Sanidad atribuye 171 casos de infección a Maeso para luego, sin explicación aparente, considerar que cuatro de estos contagios son de otros anestesistas. La justificación de este, en apariencia error, no es díficil. El genotipo y la secuenciación filogénetica de Maeso aparecen en pacientes teóricamente intervenidos por otros anestesistas, lo que prueba que los partes administrativos mentían: Maeso sustituyó a los facultativos que los firmaron, como adelantó EL PAÍS el martes. Sáez Merino declaró que realizó este tipo de componendas al final de su carrera - "de viejo"-, cuando recurrió con cierta frecuencia a Maeso para que asumiera la práctica de epidurales, el tipo de anestesia que se aplica a las mujeres que van a dar luz. Maeso, actualmente suspendido de empleo, era el jefe de anestesia del Hospital Maternal de La Fe y, en consecuencia, un experto en este tipo de intervenciones. Otros dos médicos acusados por Sanidad de ocultar su conocimiento del brote y por tanto expedientados, José María Gómez Neff y Vicente Bosch, declararon ayer ante Ortega, el fiscal y las más de 30 abogados que ejercen la acusación popular y particular en la causa. El primero, cirujano en La Fe y colaborador de Casa de Salud -los dos centros en los que trabajaba Maeso-, reiteró, a grandes rasgos, el contenido de su declaración ante la Unidad de Evaluación de Calidad Asistencial (UESCA) de la consejería. Maeso es un gran profesional y nunca tuvo duda alguna sobre su comportamiento en el quirófano, vino a decir. Buena prueba de ello, añadió, es que varios de sus familiares han sido anestesiados por el único imputado por el masivo contagio. El facultativo que primero detectó y alertó del posible brote de infección, Vicente Bosch, traumatólogo encargado de los servicios médicos de Telefónica, incidió en esa línea. Con alabanzas y sin recriminaciones, aseguró no tener constancia, ni directa ni indirectamente, de la supuesta adicción a las drogas de Maeso o de cualquier otra anomalía relacionada con la labor del facultativo. Además, relató como detectó el brote. Tras comprobar que la cadena de esterilización de la Casa de Salud funcionaba a la perfección, buscó factores comunes entre todos sus pacientes infectados -en principio, de manera inexplicable- hasta descubrir la supuesta participación de Maeso en los contagios. José María Valls, otro de los facultativos que declaró, negó haber hecho ningún comentario sobre la toxicomanía de Juan Maeso, en contra de lo que afirmaron, sin titubeos, dos enfermeras. Algunas de las partes estudian la posibilidad de pedir un careo entre las sanitarias y el facultativo, dada la evidente contradicción entre sus aseveraciones.

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