El Congreso de EEUU aprueba la apertura del proceso de destitución de Clinton

Bill Clinton bajó ayer un peldaño importante en su camino hacia el infierno que conoció Richard Nixon hace un cuarto de siglo. En otra jornada histórica para Washington, el pleno de la Cámara de Representantes decidió por 258 votos a favor y 176 en contra encargar a su comité de Asuntos Judiciales una investigación sobre la existencia de posibles delitos cometidos por Clinton en el caso Lewinsky y en otros asuntos. Delitos, según la resolución aprobada, susceptibles de conducir a su destitución. Un total de 31 demócratas sumaron sus votos en contra del presidente a los de 227 republicanos.
...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Bill Clinton bajó ayer un peldaño importante en su camino hacia el infierno que conoció Richard Nixon hace un cuarto de siglo. En otra jornada histórica para Washington, el pleno de la Cámara de Representantes decidió por 258 votos a favor y 176 en contra encargar a su comité de Asuntos Judiciales una investigación sobre la existencia de posibles delitos cometidos por Clinton en el caso Lewinsky y en otros asuntos. Delitos, según la resolución aprobada, susceptibles de conducir a su destitución. Un total de 31 demócratas sumaron sus votos en contra del presidente a los de 227 republicanos.

Más información

Los 31 que votaron con la mayoría republicana eran demócratas que ven en peligro sus escaños en las elecciones legislativas del 3 de noviembre -en las que se renueva la totalidad de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado- porque sus votantes son beligerantes contra Clinton. O demócratas del llamado grupo moderado del sur, que no comparten los ideales progresistas de sus correligionarios. O demócratas que, pura y simplemente, se sienten personalmente ofendidos por la conducta de Clinton o por el hecho de que les mintiera durante siete meses respecto al caso Lewinsky y les obligara a hacer el ridículo cuando le defendieron.El líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, Richard Gephardt, había pedido una votación que no estuviera guiada por criterios "partidistas" sino en base "a la conciencia de cada cual". Una idea que ya había sido lanzada el día anterior por la propia Casa Blanca.

Pese al previsible resultado de la votación y al puntillazo de una treintena de sus correligionarios, Clinton respiró hondo porque podría haber sido peor. El presidente logró ayer más apoyo de los congresistas demócratas que el 11 de septiembre, cuando 134 se sumaron a la mayoría republicana para autorizar la difusión del explosivo informe de Kenneth Starr. Y también logró más apoyo de su partido que el que consiguió Nixon a propósito de Watergate. El 6 de febrero de 1974, en una votación de la Cámara de Representantes semejante a la de ayer, 160 republicanos votaron con la entonces mayoría demócrata a favor del inicio del proceso de impeachment.

Pese a ello, la primera reacción fue combativa: "Todos los que hemos podido seguir los debates por la televisión hemos podido comprobar que estaban politizados", declaró anoche el nuevo portavoz del presidente, Joseph Lockhart. A pesar de ello, éste anunció que Clinton "cooperará" con el Congreso en la esperanza de que el proceso que se abre se desarrolle de la manera más "justa e imparcial".

El debate y las votaciones fueron muy apasionados. Asa Hutchinson, un republicano de Arkansas, recordó que los congresistas no debían decidir ayer "sobre la culpabilidad o la inocencia del presidente, ni sobre el castigo que puede merecer, sino sobre la necesidad de abrir una investigación para encontrar la verdad". La votación de ayer, en efecto, no prejuzga el resultado de la instrucción del comité de Asuntos Judiciales, sino que la encarga. Thomas Barret, de Wisconsin, señaló, como todos los oradores demócratas, que la actuación de Clinton en el caso Lewinsky ha sido "errónea e indefendible". Pero, como la mayoría de ellos, pidió una instrucción centrada en ese asunto de sexo y mentiras y con un límite temporal. Las enmiendas demócratas en esa dirección fueron derrotadas en las votaciones previas. Barret y muchos demócratas insistieron en que los "errores" cometidos por el presidente "al mentir en defensa de su vida privada" no merecen su destitución, sino todo lo más una censura moral y una multa. Y exigieron un pronto final del caso con ese tipo de castigo leve. El caso Lewinsky, dijo Jerrold Nadler, de Nueva York, "está dividiendo a los norteamericanos como ningún otro asunto desde la guerra de Vietnam". Pero los republicanos insistieron en que abrir ahora el debate sobre el castigo es adelantar los acontecimientos.

Inquisición norteamericana

La mayor pasión en defensa de Clinton la puso Robert Wexler, demócrata de Florida. "Vamos a desencadenar una inquisición norteamericana", dijo. "El presidente traicionó a su esposa y no al pueblo. Que Dios ayude a este país si no somos capaces de reconocer la diferencia".Los republicanos eludieron los aspectos privados y morales del caso Lewinsky para centrarse en los presuntos delitos cometidos por Clinton, y en particular la mentira bajo juramento. "Si no hacemos esta investigación, si decidimos mirar a otro lado ante la posibilidad de que Clinton haya cometido hasta 15 hechos delictivos", dijo James Sensenbrenner, de Wisconsin, "volveremos a la era de presidencia imperial de Nixon, cuando la Casa Blanca creía estar por encima de la ley". Algunos demócratas, como Paul McHale, de Pensilvania, se expresaron en ese sentido.

Henry Hyde, el presidente republicano del comité de Asuntos Judiciales, intervino para señalar que la investigación que va a sufrir el demócrata Clinton es semejante a la que sufrió Nixon, por la amplitud del temario y por su carácter ilimitado. Esa investigación irá más lejos que el informe Starr, tanto en el número de presuntos hechos delictivos cometidos en el caso Lewinsky -15 según el cómputo del comité frente a los 11 de Starr- como en la posibilidad de husmear en otros abusos de poder cometidos por el presidente. Starr anunció en la madrugada de ayer que no descarta enviar al Congreso información sobre la existencia de posibles delitos cometidos por Clinton en los asuntos Whitewater y Filegate (uso de las fichas del FBI en beneficio propio).

[Para añadir más problemas a la compleja situación que vive el presidente, anoche se supo que la juez Susan Webber Wright, encargada de la instrucción del caso Paula Jones (sobre un presunto acoso sexual cuando Clinton era gobernador en Arkansas), ordenó la publicación de todo el material recogido en el sumario.En él podrían existir nuevos elementos potencialmente explosivos para el presidente de Estados Unidos, informa Reuter.]

Archivado En