La Universidad cubana recupera el aliento

El sistema universitario cubano ha sufrido duramente en la última década, aislado y huérfano de apoyos tras el hundimiento del bloque socialista y la desaparición de la Unión Soviética. "El periodo especial", como lo define Juan Vela Valdez, rector de la Universidad de La Habana, se ha hecho notar en todos los aspectos, y especialmente en el económico. "En estos momentos", explica Vela, "cada libro lo tienen que compartir tres alumnos; en las residencias de estudiantes la alimentación de los muchachos se ha resentido y tenemos apagones nocturnos, por lo que los alumnos tienen que adaptar s...

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El sistema universitario cubano ha sufrido duramente en la última década, aislado y huérfano de apoyos tras el hundimiento del bloque socialista y la desaparición de la Unión Soviética. "El periodo especial", como lo define Juan Vela Valdez, rector de la Universidad de La Habana, se ha hecho notar en todos los aspectos, y especialmente en el económico. "En estos momentos", explica Vela, "cada libro lo tienen que compartir tres alumnos; en las residencias de estudiantes la alimentación de los muchachos se ha resentido y tenemos apagones nocturnos, por lo que los alumnos tienen que adaptar sus horarios a la luz del día para estudiar y aprovechar, cuando la hay, la energía eléctrica".Pero donde de verdad el impacto ha tenido mayor calado ha sido en el campo académico. El rector de La Habana cita, entre otros ejemplos, el hecho de que muchas colecciones de revistas especializadas se dejaron de adquirir durante varios años, por lo que ha quedado un vacío de información de tipo científico y técnico, y lamenta especialmente el retraso en todo lo referente a las nuevas tecnologías de la información. "Esto es lo que más nos ha perjudicado", asegura Vela, "aunque ahora ya hemos entrado en Internet, pero tenemos carencias importantes en el campo del equipamiento y es muy importante el impacto que ha tenido este periodo en el abastecimiento de los laboratorios". El cambio de panorama político mundial supuso también el fin de las bolsas de estudio y los programas de doctorado que disfrutaban los estudiantes cubanos en los países del bloque socialista.

No sólo lo han pagado los alumnos, dice el rector, sino también lo han padecido los profesores, que no han podido recalificarse. "Antes teníamos muchas becas en los países socialistas y se acabaron de golpe", lamenta. "Cuba pasó a ser un apestado. Ahora, de todos modos, vuelven a abrirnos las puertas, pero hemos tenido que reorientar nuestras relaciones; son magníficas con las universidades canadienses y con muchas de Europa. España, por supuesto, y también Francia, Italia y el Reino Unido. Estados Unidos mantiene el bloqueo, pero con las universidades norteamericanas es distinto. Se han resistido a la presión política y muestran su deseo de mantener relaciones con Cuba. Tenemos estudiantes norteamericanos en nuestro país, que acuden pese a todos los problemas que deben superar".

En Cuba hay más de 50 universidades, una cifra sorprendente que responde a criterios políticos y también de necesidad; tras la revolución el nuevo régimen necesitaba urgentemente dotarse de cuadros y profesionales, aunque también influyeron criterios de distribución geográfica y equilibrio territorial. "Ahora creemos que son muchas, pero se debió al boom de la matrícula", reconoce Vela, "pero nos encontramos limitados por el papel social que representan los centros universidades en las localidades donde se ubican".

"Para reubicar a Cuba", explica Vela, "tenemos que aprender muchas cosas y necesitamos recalificar al personal que trabaja en el área de la economía. Por eso es tan importante el Doctorado en Economía Internacional que impartimos con la Universidad de Barcelona, el primero que se da en Cuba".

La Universidad de La Habana, que acaba de cumplir 270 años, mantiene excelentes relaciones con la Universidad de Barcelona, diez de cuyos profesores ya han pasado por dicho doctorado. Ésta es una de las razones por las que Vela ha pronunciado este año la lección inaugural del nuevo curso académico, que impartió el pasado viernes bajo el título Y más allá del 98, lo que nos une, donde revisó el centenario del Desastre bajo un prisma diferente.

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