Tribuna:

Homenajes

DE PASADAHay un toque errático y mestizo en los homenajes capaz de enturbiar la sesera, como las películas con final abierto, los debates sobre el Estado de la Autonomía o las cruzadas pontificias. La biodiversidad llega a tales extremos como para juntar, en el mismo sitio, a la misma hora y por igual motivo, al cineasta Carlos Saura con el presidente de todas las griferías de Sevilla y alrededores, Mariano Palancar. O al médico de La Maestranza, Ramón Vila, con la bailaora Cristina Hoyos, la actriz María Kosty y el director de Canal 2 Andalucía, José Antonio Gurriarán. El homenaje al fotógraf...

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DE PASADAHay un toque errático y mestizo en los homenajes capaz de enturbiar la sesera, como las películas con final abierto, los debates sobre el Estado de la Autonomía o las cruzadas pontificias. La biodiversidad llega a tales extremos como para juntar, en el mismo sitio, a la misma hora y por igual motivo, al cineasta Carlos Saura con el presidente de todas las griferías de Sevilla y alrededores, Mariano Palancar. O al médico de La Maestranza, Ramón Vila, con la bailaora Cristina Hoyos, la actriz María Kosty y el director de Canal 2 Andalucía, José Antonio Gurriarán. El homenaje al fotógrafo Teo Escamilla, nacido en el barrio de Nervión y fallecido en La Habana en diciembre de 1997, no alteró esa tradicional dispersión que produce la fusión de churras con cineastas, griferías con tacones y tortilla de cebolla con carmín. Teo, la verdad, parecía mirar desde todas las instantáneas como si estuviera atrapando un juego de luces para su nueva película, aquélla que dejó en La Habana. A unos cientos de kilómetros de la Sala San Hermenegildo (sede de la muestra Querido Teo), se desviven por los homenajes castrenses. La Legión se festeja a si misma en un nuevo aniversario fundacional. Si la creatividad cinematográfica no se ha renovado en el último año, podría ser una ocasión excelente para adentrarse en los secretos de la dirección de estrellas en el pase de A mí la Legión y otras glorias patrióticas. A lo mejor, el año que viene, presentan la última de Spielberg, Salvad al soldado Ryan, en un descanso ideológico. En estos tiempos puede ocurrir cualquier cosa, incluso que las comisarías acaben ejerciendo de policía ornitológica, o de depósito de cadáveres faunístico. Una inocente cigüeña, que traía desde París un susto para la ministra Loyola de Palacio, acabó congelada en la comisaría de Almería, después de comerse unos cables de alta tensión, que interrumpieron la circulación de la comitiva que arropaba a la ministra del aceite en su visita a la tierra del tomate. El soponcio fue mayúsculo, incluso para el delegado del Gobierno en Andalucía, José Torres Hurtado. Una limpia operación quirúrgica de los bomberos, que rescataron el ave -ya en un vuelo que no era de este mundo- drenó la zona de problemas. Nadie ha hecho un homenaje póstumo, ni mestizo, ni errático.

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