Tribuna:

Tabaco

A este paso en Cádiz sólo habrá trabajo para Teófila y para su peluquera. Los demás gaditanos a matar el tiempo con sus cañas sobre el puente de la bahía. A mojarrear. A mariscar. Y a pensar en el Carnaval, que es el único convenio colectivo que gana de largo el pueblo gaditano. Tabacalera, una empresa nacional que ha obtenido beneficios superiores a los 37.000 millones de pesetas en el último año y medio, acaba de aprobar con los sindicatos un acuerdo para rebajar en noventa trabajadores su plantilla gaditana. Este recorte cuenta con las bendiciones del Ministerio de Trabajo que subvencionará...

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A este paso en Cádiz sólo habrá trabajo para Teófila y para su peluquera. Los demás gaditanos a matar el tiempo con sus cañas sobre el puente de la bahía. A mojarrear. A mariscar. Y a pensar en el Carnaval, que es el único convenio colectivo que gana de largo el pueblo gaditano. Tabacalera, una empresa nacional que ha obtenido beneficios superiores a los 37.000 millones de pesetas en el último año y medio, acaba de aprobar con los sindicatos un acuerdo para rebajar en noventa trabajadores su plantilla gaditana. Este recorte cuenta con las bendiciones del Ministerio de Trabajo que subvencionará la destrucción de empleo con una serie de ayudas para prejubilaciones y bajas incentivadas. Algunos partidos políticos han denunciado este sinsentido. Está bien aceptar que el Ministerio no tenga la obligación de crear trabajo; pero resulta más indigesto tragarse el bizcocho de que desde el propio Ministerio se incentive la destrucción de puestos laborales. Y más en una ciudad como la de Cádiz donde se soporta uno de los índices de desempleo más elevados del país: el 16,69%. No obstante, estos partidos políticos olvidan, con una amnesia parecida a la del chófer de lady Di, que los sindicatos acordaron y aprobaron ese mismo plan con la patronal. Y está bien aceptar que un sindicato juegue a distensionar las relaciones laborales; lo que ya resulta más intragable es que también acepten reducciones de plantillas en empresas con altos beneficios con la serenidad y la blandura de una madre abadesa. Un puesto de trabajo, por lo visto en Cádiz y en Sevilla, ya no vale una lucha sindical. El dinero sigue siendo un poderoso argumento para sosegar los ánimos y continuar jugando a sobrevivir como político, como patronal y como sindicalista. También como trabajador reconvertido. ¿Saben ustedes a qué se dedica ahora el ex presidente del comité de empresa de la Gillete sevillana que desmanteló el capital americano? Pepe Fernández es taxista. Otros compañeros de Gillete pusieron tasquitas y mercerías en Alcalá de Guadaira. Dentro de unos años veremos florecer en los barrios más populares de Cádiz algunas tascas donde se leerá un letrero que diga: se prohíbe fumar. Seguro que era de Tabacalera...

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