Tribuna:

Naturaleza de hormigón armado

De la misma tierra que ha dado el frondoso bosque de Can Ginebreda (Porqueres), poblado de pinos, robles y hasta una sesentena de especies vegetales, parecen haber brotado faraónicas estructuras de hormigón armado de hasta 5 toneladas de peso y 13 metros de altura. La simiente de estas mastodónticas piezas la ha sembrado el escultor Xicu Cabanyes (Serinyà, 1945), que lleva 25 años incorporando sus creaciones a las cuatro hectáreas de bosque que le vendió, no sin ciertos reparos, un rico terrateniente de la zona. ¿Para qué querría el escultor aquel pedazo de agreste bosque? "En aquellos años v...

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De la misma tierra que ha dado el frondoso bosque de Can Ginebreda (Porqueres), poblado de pinos, robles y hasta una sesentena de especies vegetales, parecen haber brotado faraónicas estructuras de hormigón armado de hasta 5 toneladas de peso y 13 metros de altura. La simiente de estas mastodónticas piezas la ha sembrado el escultor Xicu Cabanyes (Serinyà, 1945), que lleva 25 años incorporando sus creaciones a las cuatro hectáreas de bosque que le vendió, no sin ciertos reparos, un rico terrateniente de la zona. ¿Para qué querría el escultor aquel pedazo de agreste bosque? "En aquellos años veía muy difícil poder colocar mis piezas y pensé que aquél sería un buen lugar para trabajar y el marco idóneo para que mi obra fuera admirada", explica Cabanyes. Hoy, su arte ha cruzado fronteras y ha llegado a ciudades de Suecia e Italia, entre otros países, por mucho que sorprenda a quienes se escandalizaron ante la osada carga erótica de las piezas que inauguraron Can Ginebreda. Cabanyes, de espíritu rebelde, admite que aquellas críticas, lejos de molestarle, le estimulaban en su proceso creativo.

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