Los arqueólogos hallan un pequeño tesoro de hace 2.500 años escondido en la pared de un yacimiento de Benicarló

Este verano ha resultado especialmente fructífero para los 40 licenciados y estudiantes de cinco universidades españolas que, bajo la supervisión del arqueólogo Arturo Oliver, han descubierto un pequeño tesoro escondido en una de las paredes del asentamiento ibérico del Puig de la Nau, en Benicarló. Tras 20 años de excavaciones y de diversos hallazgos, principalmente piezas de cerámica, los últimos días han dado resultados excelentes. El equipo de trabajo, organizado por el Servicio de Investigaciones Arqueológicas y Prehistóricas de la Diputación castellonense se centró el pasado mes en una z...

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Este verano ha resultado especialmente fructífero para los 40 licenciados y estudiantes de cinco universidades españolas que, bajo la supervisión del arqueólogo Arturo Oliver, han descubierto un pequeño tesoro escondido en una de las paredes del asentamiento ibérico del Puig de la Nau, en Benicarló. Tras 20 años de excavaciones y de diversos hallazgos, principalmente piezas de cerámica, los últimos días han dado resultados excelentes. El equipo de trabajo, organizado por el Servicio de Investigaciones Arqueológicas y Prehistóricas de la Diputación castellonense se centró el pasado mes en una zona de 100 metros, ubicada entre las fortificaciones y las viviendas, en donde se localizaron una fundición y un almacén. Es en ese lugar donde han aparecido dos parejas de pendientes de oro, una pulsera de plata, un colgante con decoración repujada y una moneda de plata de origen griego. "La moneda es una de las primeras que circularon por la zona mediterránea procedente de Ampurias", afirmó ayer Arturo Oliver, el director de las excavaciones. "Todo ello", añadió este investigador que acaba de publicar un libro sobre cómo se vivía hace 2.500 años en el Puig de la Nau, forma un espectacular conjunto de "orfebrería de la cultura ibérica". Junto a las joyas también se han logrado extraer diversas ánforas que traían el vino de Ibiza y varias piezas de cerámica ática. Una de las ánforas conserva la más antigua de las inscripciones púnicas aparecidas en la provincia de Castellón. En estos últimos trabajos también se ha logrado encontrar dos enterramientos de recién nacidos y vestigios de cinco sacrificios de animales, correspondientes a "ritos fundacionales". Todos estos hallazgos corresponden a un período, denominado Ibérico pleno, fijado entre el 480 y 400 antes de Cristo que coincidiría con la última fase de ocupación de este enclave. El poblado ibérico presenta un estado de conservación muy bueno. "Es único en cuanto a su arquitectura, ya que logró demostrar que las viviendas de la época podían alcanzar las dos alturas", recalca Oliver.

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