Una enfermera francesa reconoce haber acabado con la vida de 30 pacientes terminales

La mujer ha sido procesada y está en libertad vigilada por decisión judicial

Christine Malevre, una joven enfermera de un hospital cercano a París, acaba de ser procesada tras haber reconocido ante el juez que ayudó a morir a 30 de sus pacientes en fase terminal. Considerada una buena profesional, la enfermera ha declarado que sólo la compasión y el sufrimiento de los enfermos motivaron su comportamiento. Lejos de atizar un juicio moral, el propio secretario de Estado de Sanidad, Bernard Kouchner, ha considerado que este suceso invita a la reflexión sobre el dolor y la angustia de los enfermos incurables.

"Sí, yo puse fin a los sufrimientos de mis pacientes"...

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Christine Malevre, una joven enfermera de un hospital cercano a París, acaba de ser procesada tras haber reconocido ante el juez que ayudó a morir a 30 de sus pacientes en fase terminal. Considerada una buena profesional, la enfermera ha declarado que sólo la compasión y el sufrimiento de los enfermos motivaron su comportamiento. Lejos de atizar un juicio moral, el propio secretario de Estado de Sanidad, Bernard Kouchner, ha considerado que este suceso invita a la reflexión sobre el dolor y la angustia de los enfermos incurables.

"Sí, yo puse fin a los sufrimientos de mis pacientes". Christine Malevre, de 28 años, enfermera del hospital François Quesnay, próximo a París, ha reconocido ante el juez de Versalles haber ayudado a morir a una treintena de enfermos de edades comprendidas entre 72 y 88 años, todos ellos aquejados de enfermedades incurables y en fase terminal.Según portavoces del tribunal de Versalles, que ordenó su procesamiento el pasado ocho de julio "por homicidio voluntario" -el Código Penal francés no contempla el delito de eutanasia-, la joven no actuó aparentemente movida por el dinero o por cualquier otro interés personal, ni su perfil se corresponde en absoluto con los de las enfermeras sádicas que fueron noticia durante algún tiempo en otros países europeos.

Los testimonios de los compañeros y máximos responsables del hospital François Quesnay, de Nantes-La-Joli, permiten suponer, por el contrario, que el exclusivo móvil de esta enfermera altamente considerada por su profesionalidad y su disposición personal fue la piedad.

Asignada desde hace 4 años al servicio de Neurología y Pneumología de ese centro hospitalario, Christine Malevre no pudo soportar el panorama cotidiano de dolor y angustia. En algunos casos cedió a las peticiones de las familiares de los enfermos y en otros a las súplicas de los propios pacientes en situación irreversible.

Tentativa de suicidio

Apartada del servicio desde mayo, después de que la dirección del hospital encontrara sospechosa la última defunción y denunciara los hechos, Christine trató de suicidarse y ha permanecido bajo tratamiento médido. El mismo juez que la ha procesado ha optado por ponerla en libertad vigilada, tal y como había solicitado la Fiscalía.Ayer, el secretario de Estado para la Sanidad, Bernard Kouchner, indicó que este asunto debe incentivar la reflexión y el debate sobre el problema del dolor y de la angustia de los enfermes incurables. "Hemos comenzado a aplicar un sistema de equipos móviles de cuidados paliativos en los hospitales y en las ciudades conectados con las asociaciones, pero esto no es suficiente", dijo, antes de reconocer que "Francia lleva un retraso considerable" en esta materia.

El secretario de Estado para la Sanidad indicó que ante casos como el de Christine Malevre "conviene ahorrarse los juicios morales precipitados. No quisiera", añadió, "que esta enfermera se sienta ahora sola, tal y como debieron sentirse sus pacientes".

Según fuentes judiciales, la serie de homicidios se inició en enero del pasado año y fue la progresión estadística de las defunciones lo que puso en alerta a los responsables del hospital.

Las pesquisas internas mostraron igualmente la desaparición anormal de determinados medicamentos en los servicios en los que trabajaba Christine Malevre.

El pasado 6 de mayo, el director del hospital, Henri Gosset, informó oficialmente de sus sospechas a la Fiscalía de Versalles y un día más tarde la joven enfermera intentó quitarse la vida. En sus declaraciones al juez, Christine ha dicho que actuó de común acuerdo no sólo con los familiares de los pacientes o con los propios enfermos sino también con su jefe de servicio. El método empleado por la joven para poner fin a la vida de sus pacientes en situación terminal no ha sido descrito.

La dirección del hospital informó ayer a través de un comunicado que la enfermera, a la que sigue calificando de excelente profesional, ha reconocido haber practicado la eutanasia activa en pacientes "cuyo estado de salud no dejaba duda alguna sobre el desenlace fatal de su enfermedad"

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