Tribuna:

Segura, despedido

Hoy hace justo un mes, el periódico El Comercio, de Gijón, decía: "Francisco Álvarez Cascos dio especial importancia en su conferencia de ayer al apartado de formación incluido en el plan de la minería, y anunció que la Fundación Empresa Pública, dependiente de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), será la encargada de dar cabida a ese capítulo y de dotar los presupuestos con los 5.000 millones de pesetas al año comprometidos. El vicepresidente primero del Gobierno avanzó que la mencionada fundación tiene prevista próximamente la modificación de sus estatutos para poder h...

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Hoy hace justo un mes, el periódico El Comercio, de Gijón, decía: "Francisco Álvarez Cascos dio especial importancia en su conferencia de ayer al apartado de formación incluido en el plan de la minería, y anunció que la Fundación Empresa Pública, dependiente de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), será la encargada de dar cabida a ese capítulo y de dotar los presupuestos con los 5.000 millones de pesetas al año comprometidos. El vicepresidente primero del Gobierno avanzó que la mencionada fundación tiene prevista próximamente la modificación de sus estatutos para poder hacerse cargo de los planes de formación previstos en el plan de minería del carbón y desarrollo alternativo de las cuencas mineras".Con la voluntad de Cascos se iniciaba la voladura de una institución -la Fundación Empresa Pública- destinada a la investigación económica y la destitución de su director, Julio Segura, un economista caracterizado por sus ideas progresistas. Burla burlando, las palabras del vicepresidente daban alguna clave (en aquel momento todavía ininteligible) sobre la batalla asturiana en el seno del PP, que tantos episodios ha tenido hasta ahora.

La Fundación Empresa Pública es una de las instituciones españolas más prestigiadas sobre investigación económica. En enero próximo se cumplirían 25 años del Programa de Investigaciones Económicas; entre sus funciones también tiene un programa de historia de la industrialización, y ha dado cobijo a alrededor de 5.000 becarios posgraduados (400 al año). Además de gestionar un colegio mayor, la fundación edita una revista, Investigaciones Económicas, de contenido estrictamente científico, que figura en el primer lugar de las publicaciones españolas en las bases anglosajonas y norteamericanas en cuanto al currículum de los que en ella escriben; desde hace poco tiempo publica también la Revista de Historia Económica. Se puede decir, sin exagerar, que la Fundación Empresa Pública ha sido un lujo para los economistas españoles. Y Cascos no quiere lujos si no los rentabiliza el PP.

Una de las razones centrales de su excelencia era la dirección que de la fundación hacía Julio Segura, destituido de la misma el pasado martes. Julio Segura: uno de los escasos economistas españoles de reconocimiento internacional; catedrático de Teoría Económica; maestro de muchas generaciones de economistas españoles y discípulo de Rojo, Sampedro o Gonzalo Arnáiz, entre otros; premio Rey Juan Carlos de Economía, el más prestigioso en lengua castellana (tras Ángel Rojo y Andreu Mas-Colell); miembro de la Real Academía de Ciencias Morales y Políticas; consejero ejecutivo del Banco de España; autor del libro Análisis microeconómico y editor de los Elementos de Economía Política Pura, de Leon Walras. Y como este último (del que Schumpeter dijo que "es el economista más grande"), Segura tiene algo de librepensador, conferenciante, economista comprometido con la realidad de su tiempo, investigador y divulgador. Las mentes más estrechas e ignorantes no lo podían permitir, y le han hecho abandonar la dirección de la fundación. Un ejemplo más del sectarismo y del sentido de la patrimonialización que tienen algunos dirigentes del PP.

La destitución de Segura ha causado un gran escándalo en el mundo académico y de la investigación. Ganan con ella los estudiantes de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Complutense de Madrid, a la que Segura volverá. Que Cascos no sepa quién es Segura tiene cierta lógica, pero ¿qué opina de su cese el ministro de Industria, Josep Piqué, responsable de la SEPI y conocedor del mundo de la economía y de las repercusiones que tendrá en el mismo? Lo que entiende de ese cese sectario el vicepresidente económico del Gobierno, Rodrigo Rato, lo conoceremos pronto por los hechos: Julio Segura es consejero ejecutivo del Banco de España y su plaza habrá de ser renovada -o no- antes de final de este mes. Veremos si el área económica del Gobierno imita al área política o es autónoma en sus decisiones.

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