Cartas al director

Inexplicable

Resulta inexplicable el tratamiento que el corresponsal de EL PAÍS en Buenos Aires da a los terroristas del Movimiento Todos por la Patria (25 de junio de 1998). En contra de lo sostenido por "la prensa, la clase política y buena parte de la opinión pública argentina" concluye que los asaltantes del cuartel de La Tablada "no eran asesinos desalmados". El tema es más flagrante si se observa el escaso arrepentimiento de los implicados. Uno dice que repetiría lo hecho, aunque intentando algo más efectivo, mientras otro alardea de haberse atrevido con uno de los principales cuarteles de Buenos Air...

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Resulta inexplicable el tratamiento que el corresponsal de EL PAÍS en Buenos Aires da a los terroristas del Movimiento Todos por la Patria (25 de junio de 1998). En contra de lo sostenido por "la prensa, la clase política y buena parte de la opinión pública argentina" concluye que los asaltantes del cuartel de La Tablada "no eran asesinos desalmados". El tema es más flagrante si se observa el escaso arrepentimiento de los implicados. Uno dice que repetiría lo hecho, aunque intentando algo más efectivo, mientras otro alardea de haberse atrevido con uno de los principales cuarteles de Buenos Aires.¿Qué diría la opinión pública española si se tratara de igual forma, con la misma comprensión y condescendencia, a los asesinos de Manuel Zamarreño o a los secuestradores de Ortega Lara? ¿Es con análisis como éste que se logrará el rearme moral en Euskadi? Creo que ya está bien de la doble moral, que el terrorismo debe ser condenado de la misma manera, tenga éste lugar en España, en Argentina, en Colombia o en México. En todos los casos, la lucha armada y su defensa como valor político, que es lo más preocupante y despreciable, debe ser condenada sin ningún tipo de paliativos. De otra manera, lo único que se hace es ahondar en el "déficit democrático".- .

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