¿Hemos leído mal?
Me sorprende que García Posada (EL PAÍS, Babelia, 20 de junio de 1998) califique El fulgor, de J.A. Valente, como obra de un poeta "hermético, intransitivo".Mis alumnos de quinto de formación profesional y quien esto escribe (simples lectores atentos, nada especializados) entendemos sin dificultad que Valente, en El fulgor, niega la distinción cuerpo-espíritu, tan arraigada en la tradición cristiana, teñida de neoplatonismo, de la cultura occidental, y establece un jubiloso diálogo con el cuerpo.
Los chicos captan el sentido liberador del poemario, así como su lenguaje, pr...
Me sorprende que García Posada (EL PAÍS, Babelia, 20 de junio de 1998) califique El fulgor, de J.A. Valente, como obra de un poeta "hermético, intransitivo".Mis alumnos de quinto de formación profesional y quien esto escribe (simples lectores atentos, nada especializados) entendemos sin dificultad que Valente, en El fulgor, niega la distinción cuerpo-espíritu, tan arraigada en la tradición cristiana, teñida de neoplatonismo, de la cultura occidental, y establece un jubiloso diálogo con el cuerpo.
Los chicos captan el sentido liberador del poemario, así como su lenguaje, preciso y muy bello. ¿Hemos leído mal?- Departamento de Lengua del Instituto de Enseñanza Secundaria de Pacífico.