Cartas al director

Yo soy el culpable

Soy funcionario docente del Ministerio de Educación y Cultura. A comienzos de este año observé en mi nómina que se me abonaba un sexenio de forma indebida, pues todavía no lo había cumplido. En febrero, en vista de que no se había rectificado la anomalía, comuniqué de manera personal a la subdirección territorial de Madrid-Este esta incidencia; allí se me informó de que harían las oportunas rectificaciones y el descuento de la cantidad cobrada en exceso. A comienzos de abril, sin embargo, recibo una carta de esa subdirección donde se me comunica que la cantidad cobrada indebidamente «deberá se...

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Soy funcionario docente del Ministerio de Educación y Cultura. A comienzos de este año observé en mi nómina que se me abonaba un sexenio de forma indebida, pues todavía no lo había cumplido. En febrero, en vista de que no se había rectificado la anomalía, comuniqué de manera personal a la subdirección territorial de Madrid-Este esta incidencia; allí se me informó de que harían las oportunas rectificaciones y el descuento de la cantidad cobrada en exceso. A comienzos de abril, sin embargo, recibo una carta de esa subdirección donde se me comunica que la cantidad cobrada indebidamente «deberá ser ingresada mediante carta de pago en cualquier delegación de Hacienda (...), la copia de dicha carta de pago deberá ser remitida a esta sección de nóminas».Actúo según lo indicado, empleando parte de mi tiempo en resolver una equivocación de la que no soy responsable. Cuando, por fin, acudo a esa sección de nóminas a entregar la oportuna copia de la carta de pago y me quejo del procedimiento seguido, se me contesta que si hubiese avisado -¡otra vez!- se me podía haber descontado de mis haberes, evitándome molestias. Quedo perplejo, pues nada de eso se me decía en la carta que recibí. Por último, y para mayor asombro, otra funcionaria o empleada, en vista de mi enfado, me «informa» de que si he cobrado más de lo que me correspondía, ellos no tienen «obligación» alguna de comunicármelo, que he de ser yo quien se ha de dar cuenta y «liquidar con el Tesoro Público», y para apoyar sus argumentos me cita no sé qué ley: ¿de verdad existe tal ley?

Abandono las dependencias aturdido y con el sentimiento de ser yo «el culpable por no haber avisado». Un error que la Administración ha cometido conmigo lo debo resolver yo: ¡insólito!-

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