Cartas al director

Yo soy portador del virus VHC

Lo que empezó siendo un brote pasó a epidemia, y terminará siendo una plaga de virus VHC, por incapacidad manifiesta de las autoridades médicas tanto de la Comunidad Valenciana como del Estado. La falta de conocimientos, el afán de notoriedad y el intento continuo de la administración sanitaria de echar balones fuera, ha ocasionado una vez más que la presunción de inocencia sea un derecho sin derecho para eludir, como siempre, todas las responsabilidades; se ha demonizado al doctor Maeso y poco a poco las descalificaciones llegan a otros médicos que podrán ser o no culpables, pero que de ningú...

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Lo que empezó siendo un brote pasó a epidemia, y terminará siendo una plaga de virus VHC, por incapacidad manifiesta de las autoridades médicas tanto de la Comunidad Valenciana como del Estado. La falta de conocimientos, el afán de notoriedad y el intento continuo de la administración sanitaria de echar balones fuera, ha ocasionado una vez más que la presunción de inocencia sea un derecho sin derecho para eludir, como siempre, todas las responsabilidades; se ha demonizado al doctor Maeso y poco a poco las descalificaciones llegan a otros médicos que podrán ser o no culpables, pero que de ningún modo son los únicos responsables de las anomalías detectadas en la Sanidad valenciana.En vez de que se propalen siniestros rumores, a los enfermos y trasplantados de hígado a consecuencia del virus C nos gustaría, como primeros y únicos interesados, saber porqué, hasta la fecha, en los centros hospitalarios públicos y privados en los cuales funcionan unidades de tratamiento y trasplante hepático no tienen una ubicación adecuada, evitando el hacinamiento con otros enfermos, con el riesgo de contagios, bien por descuidos, lamentables, del personal sanitario o circunstancias derivadas de la contaminación viral. Por otra parte, hay que decir que los profesionales que nos atienden son de una talla, calidad humana y científica que sólo merecen alabanzas. Pero los insignes dirigentes de nuestra Sanidad debieran conocer que el 95% de los trasplantados hepáticos somos virus C, que la patología del virus supone que en España el 2,5% de la población pueda estar afectada; y que si nos acogemos a las cifras facilitadas por la OMS, en el planeta Tierra hay 300 millones de afectados con más de un millón de fallecimientos anuales, lo que supone una cifra muy superior a la mortandad producida por el virus del sida.

Hay que realizar campañas de prevención y crear unidades que potencien una actividad asistencial desarrollada por equipos hospitalarios, que sirvan para asesorar y sensibilizar sobre la conveniencia de someterse a controles periódicos, sobre todo a partir de los 50 años. Que los antivirales actuales (Interfón y Ribavirina) tienen una bajísima eficacia. Que en Galicia no se conoce ningún enfermo o trasplantado que fuese o sea en la actualidad adicto a droga alguna; por tanto, es poco riguroso plantear que los afectados por el virus C tengan sus antecedentes en el consumo de estupefacientes. Que el virus sólo se transmite por sangre. Que el trasplante es la única solución, pero el virus permanece con nosotros; por ello, los portadores pedimos algo más que alarmismo y declaraciones lapidarias de cuatro incompetentes colocados a dedo en la Administración. Mayor rigor científico y menos catastrofismo.- Presidente de la Asociación de Enfermos y Trasplantados Hepáticos de Galicia (Athega).

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