El tren de cercanías se convierte en el transporte público mejor valorado

Puestos a utilizar el transporte público, los madrileños se confiesan unos devotos del tren de cercanías. Su seguridad, su rapidez y la certeza de que los horarios casi siempre se cumplen con precisión milimétrica han catapultado a este medio de locomoción al primer lugar en las preferencias de los ciudadanos, que le otorgan una calificación global de notable (7,1). Por detrás, el metro le ha comido definitivamente terreno a los autobuses de la Empresa Municipal de Transportes, a los que supera en este examen por un margen holgado: 6,5 puntos frente a 5,7.El transporte que menos simpatías susc...

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Puestos a utilizar el transporte público, los madrileños se confiesan unos devotos del tren de cercanías. Su seguridad, su rapidez y la certeza de que los horarios casi siempre se cumplen con precisión milimétrica han catapultado a este medio de locomoción al primer lugar en las preferencias de los ciudadanos, que le otorgan una calificación global de notable (7,1). Por detrás, el metro le ha comido definitivamente terreno a los autobuses de la Empresa Municipal de Transportes, a los que supera en este examen por un margen holgado: 6,5 puntos frente a 5,7.El transporte que menos simpatías suscita sigue siendo, pese a las mejoras introducidas en la flota, el de los autobuses interurbanos. Su aún exigua frecuencia de paso y la sensación de que la duración del recorrido es demasiado variable dejan a estos buses con un aprobado sin grandes alegrías, un 5,6: una nota mejor, con todo, que en los tiempos en los que los usuarios calificaban sistemáticamente a estos vehículos de "camionetas".

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Estas cifras figuran en la última Encuesta Domiciliaria de Movilidad, un trabajo elaborado a partir de formularios a 25.140 familias de toda la región (con 75.772 integrantes mayores de cuatro años), que el Consorcio Regional de Transportes ha sacado a la luz esta misma semana. El organismo autonómico sólo realiza estos macrosondeos sobre el estado de los transportes una vez cada ocho o diez años. La oleada anterior se remonta a los primeros meses de 1988, y las cifras que ahora se conocen se recabaron entre octubre y diciembre de 1996.

En líneas generales, el voluminoso informe (más de 400 páginas) corrobora el salto en calidad que el transporte colectivo experimentó en la presente década, pero también deja constancia del auge del vehículo privado en un periodo marcado por algunas actuaciones de peso. Entre ellas, el cierre del cuarto cinturón (M-40) y los siete pasos subterráneos inaugurados, de momento, por el alcalde de la capital, José María Álvarez del Manzano.

De hecho, el coche supera en siete décimas la calificación del tren de cercanías, hasta obtener una nota media de 7,8. La "comodidad" y otras variables más evidentes, como la "accesibilidad al vehículo" o la "adaptabilidad del origen al destino", están detrás de este notable alto. Los madrileños son medianamente condescendientes a la hora de puntuar el factor "economía" del utilitario con un 5,2.

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El 75% de usuarios del coche rechaza el transporte público por lentitud o incomodidad

Los técnicos del Consorcio han aprovechado las encuestas para calcular el número medio de viajes en transporte colectivo que se realizan a diario en la región. Les salen un total de 4.551.111, repartidos de la siguiente manera: 1.842.252 en las líneas de la EMT (40,5%), 1.363.768 en metro (30%), es decir, 810.057 en autobús interurbano (17,8%) y 535.034 en el tan alabado ferrocarril de cercanías (11,7%). Es más que probable, de todos modos, que en el próximo estudio -hacia el 2003- el metropolitano recortará su actual desventaja (del 35%) con el autobús. No sólo porque el estudio no recoja aún la ampliación en más de 35 kilómetros en la que se encuentra inmersa la Comunidad, sino también porque esas nuevas líneas se internan por los barrios periféricos, allí donde ahora el autobús goza de una ventaja más holgada sobre su competidor subterráneo: 58,3% frente al 31,1%.Ante estos datos, el consejero de Obras Públicas y Transportes, Luis Eduardo Cortés (PP), enarboló esta semana la bandera del optimismo. "Empieza a calar que no es un desdoro utilizar el transporte público, sino que resulta más cómodo y se ahorran tensiones". Por último, el sector más crítico a la hora de puntuar las variables fue el de edades comprendidas entre los 21 y los 30 años. Ello puede indicar que las exigencias de calidad que los ciudadanos plantearán a la Administración serán cada vez mayores.

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