Al rico helado artesanal

Quizá fueron los calores de Écija (Sevilla), más conocida como la sartén de Andalucía. Quizá fue una sugerencia de un amigo un día cualquiera. Lourdes Gómez Rodríguez no es capaz de poner en pie cómo surgió la idea de idear una fábrica de helados artesanales pero una cosa sí tiene clara: no es porque sea una consumidora empedernida, porque a ella los helados no le gustan. Hace más de un año que Lourdes Gómez comenzó a redactar su proyecto empresarial de la mano de sus profesores del instituto Luis Vélez de Guevara, de Écija, y hace sólo dos días que la Diputación de Sevilla falló los premios d...

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Quizá fueron los calores de Écija (Sevilla), más conocida como la sartén de Andalucía. Quizá fue una sugerencia de un amigo un día cualquiera. Lourdes Gómez Rodríguez no es capaz de poner en pie cómo surgió la idea de idear una fábrica de helados artesanales pero una cosa sí tiene clara: no es porque sea una consumidora empedernida, porque a ella los helados no le gustan. Hace más de un año que Lourdes Gómez comenzó a redactar su proyecto empresarial de la mano de sus profesores del instituto Luis Vélez de Guevara, de Écija, y hace sólo dos días que la Diputación de Sevilla falló los premios del certamen La juventud emprende. Su fábrica de helados comienza a dar los primeros beneficios: el primer premio de este concurso está dotado con 50.000 pesetas para ella y 200.000 para el instituto. La Diputación quiere que este certamen sirva para fomentar el espíritu empresarial de los estudiantes andaluces y con Lourdes no yerran el tiro. A sus 19 años, esta chica que nació en La Luisiana ha estudiado el ciclo formativo de grado medio de Gestión Administrativa y se considera preparada para llevar la contabilidad de su fábrica si acaba montándola. "Yo quiero y en mi casa me están animando. Ahora estoy haciendo un cursillo de patronaje industrial pero cuando lo acabe iré al banco a pedir un préstamo". Sabe que no es fácil pero su abuelo la facilitaría el local en el polígono industrial de su pueblo y su madre calcula, explica Lourdes "que la maquinaria costará unos tres millones". No es imposible. El proyecto presentado incluye los planos de la fábrica, un estudio muy completo de viabilidad del negocio y prevé cinco puestos de trabajo más los dos socios promotores. En casa de Lourdes "todos están muy contentos" desde que se han enterado de la concesión del premio. Su madre trabaja con su abuelo en una empresa de calderería y ella la sustituye a ratos con la contabilidad así que está segura de poder hacerlo en su propia empresa cuando llegue el momento. Que no le gusten los helados no es ningún problema. A ella lo que le realmente le entusiasma es montar a caballo y lo que lleva peor son los estudios. "Si sigo estudiando será el grado superior de Administrativo, porque otra cosa no es para mí". Lourdes ha decidido que lo suyo es ponerse a trabajar cuanto antes y por cuenta propia. "Trabajar para otros no me gusta, tener que depender de otros y que te estén siempre mandando...", reflexiona con cara de desagrado. Para poner una empresa se necesitan dos cosas. Primero "ser valiente" y arriesgar, y segundo tener una idea original que conquiste el mercado. Lo de los helados no es algo nuevo, ni siquiera los artesanales, pero Lourdes piensa que el hecho de que sean caseros es un valor añadido que puede ayudarle a triunfar. "Si no llevan colorantes ni conservantes es mejor, tendrá mayor acogida, porque ahora con tanta química..." Lo que no ha pensado por ahora es qué pasará esos meses en que el consumo de helados cae. ¿Qué ocurrirá entonces con los trabajadores? No lo sabe. "Irán al paro", aventura. El profesor la corrige de inmediato. "No hombre, eso no, que está muy feo". Por ahora todo es un proyecto. Igual que el de los otros premiados. El segundo premio lo ha conseguido el Instituto de Formación Profesional Axati, de Lora del Río (Sevilla). Ellos han ideado una empresa que se llama Villa de azafatas. El negocio lo ubican en la zona norte de Sevilla, en la sierra, donde se celebran ferias rurales. "Serían azafatas que atenderían el buen desarrollo de esos congresos", explica la profesora, Manoli Millán, que ha dirigido el trabajo de Rocío Parrilla y su grupo. El Instituto Axati ha presentado en total 14 trabajos. "Ellos ya tienen que hacer el proyecto industrial en clase así que era fácil presentarse al premio", dice Millán, quien considera que esta experiencia es insuperable para que los chicos que hacen FP se enfrenten a la realidad empresarial con todo lo que ello conlleva. Y el tercer premio se lo han llevado los alumnos de Cazalla, en la sierra de Sevilla con un vivero forestal. Este año solo se han presentado 28 proyectos porque es la primera vez y se considera un plan piloto, pero desde la Diputación creen que la idea irá a más. Consideran que lo importante es fomentar la cultura empresarial entre los jóvenes. Lo mismo opinan los profesores para quienes proyectos como este significan romper el miedo al riesgo empresarial y enfrentarles con la realidad para que vean que lo que se hace en las aulas día a día se puede aplicar con éxito al acabar los estudios. En ello están ya algunos chicos como Lourdes que, con sólo 19 años, ya piensa en ser empresaria, aunque no le gusten los helados.

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