EL PRIMERO DE MAYO

La foto fija de la desunión sindical en Euskadi

José Elorrieta y Rafa Díez Usabiaga estaban ayer exultantes. Ni el aguacero permanente, que obligó al secretario general de ELA a acortar su discurso, ni la falla insalvable que divide al sindicalismo vasco desde 1993, parecía importar a los responsables de ELA y de LAB. Sus miradas hacia el plomizo horizonte, mientras se entonaba La Internacioal y el Eusko Gudariak, vislumbraban un día "histórico". Elorrieta y Díez presentaron en la fiesta de los trabajadores la "nueva mayoría sindical y social" de Euskadi, la misma que alienta el tercer espacio vasco, el derecho de autodeterminación y las so...

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José Elorrieta y Rafa Díez Usabiaga estaban ayer exultantes. Ni el aguacero permanente, que obligó al secretario general de ELA a acortar su discurso, ni la falla insalvable que divide al sindicalismo vasco desde 1993, parecía importar a los responsables de ELA y de LAB. Sus miradas hacia el plomizo horizonte, mientras se entonaba La Internacioal y el Eusko Gudariak, vislumbraban un día "histórico". Elorrieta y Díez presentaron en la fiesta de los trabajadores la "nueva mayoría sindical y social" de Euskadi, la misma que alienta el tercer espacio vasco, el derecho de autodeterminación y las soluciones dialogadas al estilo angloirlandés. La misma que grita a los cuatro vientos que el Estatuto ha muerto. Tras el atril donde ambos dirigentes y la representante del sindicato Ehne, Maite Aristegi, arengaron a la clase trabajadora en favor del marco vasco de relaciones laborales, sobresalía un lema: el empleo y dos dígitos: las 35 horas semanales. Justo el mismo eslogan e idéntico número utilizados como telón de fondo pocos metros más allá por CC OO y UGT. ¿Cómo explicar esa foto quebrada y fija del sindicalismo vasco al último turista que arribó a la capital para ver el museo Guggenheim? Elorrieta lo resumiría en cuatro palabras: marco vasco de relaciones laborales. Díez aseguraría que los dos sindicatos estatalistas no asumen la realidad nacional vasca. Bengoa diría que este panorama sólo se explica por motivaciones de proyecto político abertzale y Trevilla, el nuevo líder de la UGT vasca, tomaría una bocanada de aire y diría, casi en tono bíblico, que esto es una maldición que supone, de hecho, un chollo para los empresarios. Unidad de acción Es posible que el último turista accidental de la era Guggenheim no acertara a obtener las claves de lo que ha pasado en el sindicalismo vasco desde 1993, fecha en la que por primera vez se rompe la anterior unidad de acción sindical (ELA, UGT y CC OO). En febrero de ese año, los dos sindicatos nacionalistas y CC OO sellaron un acuerdo por la industrialización y el empleo. Entonces se abrió la espita y la falla comenzó a crecer. Poco después, CC OO se descolgaría del nuevo proyecto. 1992 fue él último año en el que ELA salió a la calle con Comisiones y UGT. Ese año, Elorrieta prefería ya encabezar el bloque de ELA en vez de compartir pancarta con sus antaño aliados y ahora enemigos irreconciliables. En el Aberri Eguna de 1995, fecha tótem para los patriotas vascos, ELA selló su unidad de acción autodeterminista con LAB. Ese 1 de Mayo, UGT y CC OO acusaron a la central de Elorrieta de "legitimar la conexión con ETA".

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