Las rutas de la metadona

Las primeras furgonetas dispensadoras del sustitutivo opiáceo recorren barrios del sur

Las dos primeras furgonetas de dispensación de metadona para toxicómanos, de las cinco que deben funcionar antes de mayo, circulan ya por las calles madrileñas. Una de ellas recorre desde finales de marzo los distritos de Puente y Villa de Vallecas; la otra inició hace una semana una ruta por Villaverde, Arganzuela, Centro y Tetuán. El objetivo es que entre las cinco previstas se garantice la dispensación de metadona en los 21 distritos madrileños. Estos metamóviles van tripulados por un enfermero y un guarda-conductor. No llevan un médico como proponía el gerente de la Agencia Antidroga, José...

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Las dos primeras furgonetas de dispensación de metadona para toxicómanos, de las cinco que deben funcionar antes de mayo, circulan ya por las calles madrileñas. Una de ellas recorre desde finales de marzo los distritos de Puente y Villa de Vallecas; la otra inició hace una semana una ruta por Villaverde, Arganzuela, Centro y Tetuán. El objetivo es que entre las cinco previstas se garantice la dispensación de metadona en los 21 distritos madrileños. Estos metamóviles van tripulados por un enfermero y un guarda-conductor. No llevan un médico como proponía el gerente de la Agencia Antidroga, José Cabrera.Joaquín Pérez, director de actividades y servicios de Cruz Roja, encargada de este servicio, explica que, por ahora, la respuesta de los toxicómanos y de los vecinos de las zonas donde estacionan las unidades ha sido buena. "Algunas paradas, que coinciden en barrios más abigarrados, las hemos fijado cerca de comisarías para evitar que nadie alegue problemas de inseguridad ciudadana", explica. "Uno de los puntos de cita está junto a la comisaría de Entrevías, y a los toxicómanos que acuden a él no parece disuadirles el lugar", añade.

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Mercedes, de 31 años, y su novio Gonzalo, de 30, son dos de los usuarios de estas metamóviles. Vecinos del Alto del Arenal vallecano, hasta que se pusieron en marcha estos vehículos, tenían que desplazarse a San Blas para recoger su dosis de metadona. "Ahora nos queda mucho más cerca porque la furgoneta para aquí en el barrio de Fontarrón", explica esta pareja, que dice estar "muy contenta" con este sustitutivo opiáceo.

"Después de quince años de adicción sentí que había tocado fondo", explica Gonzalo, quien en 1996 intentó entrar al programa de metadona y desistió ante las listas de espera de más de un año.

Él y su pareja gastaban 10.000 pesetas diarias en caballo. "Es fácil imaginar cómo obteníamos el dinero cuando ni nosotros ni nuestras familias somos ricos", añade. Él, con anticuerpos del sida y hepatitis, se apuntó al programa de metadona en verano; ella, en enero. Para febrero podían ya los dos disponer de esta sustancia. "Ahora estamos en condiciones para buscar un trabajo, de hecho, a Mercedes parece que le va a salir uno", explica este hombre.

Hasta ahora, el único dispositivo móvil que existía para dispensar metadona era un autobús del Gobierno regional conocido como metabús, que recorre otros municipios, no sólo la capital. Con los nuevos vehículos se pretende aumentar los puntos de dispensación para reducir la lista de espera y evitar que se recarguen de usuarios los centros fijos que dan esta sustancia (CAD, farmacias ... ) y surjan las protestas vecinales.

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Estos metamóviles se han habilitado gracias al convenio firmado por el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid, por el que entre los dos aportan 250 millones de pesetas para abrir este año 3.000 plazas de metadona en la capital (el 66% en las furgonetas) de cuya gestión se encarga Cruz Roja.

Las furgonetas realizan su ruta por la tarde. La que recorre Vallecas atiende por ahora a 40 toxicómanos y 20 la otra. Pero cada semana se incorporan nuevos usuarios y el objetivo es que pronto asistan cada una a 500 drogodependientes. Algunos heroinómanos deben acercarse todos los días al vehículo y beber la metadona en él. A otros, más asentados en el programa, se les permite que dos veces por semana recojan la dosis para el resto de los días ya que los médicos creen que no hay riesgo de que dejen de tomarla o trapicheen con ella.

Todos los toxicómanos que reciben metadona en estos vehículos deben acudir antes a los centros municipales de atención a drogodependientes (CAD). Allí les realizan un reconocimiento médico, social y psicológico. Son esos profesionales de los CAD los que fijan la dosis de cada usuario.

Hay heroinómanos que toman este opiáceo de laboratorio como un paso hasta que deciden entrar a un programa de desintoxicación. Otros sólo pretenden reducir el deterioro físico y social qué les provoca la heroína. La región cuenta con 3.000 plazas de metadona.

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