Las tabaqueras de EE UU ganan el pleito a una fumadora pasiva

La industria del tabaco no tiene ninguna parte de culpa en el cáncer de pulmón que acabó con la vida de una enfermera no fumadora, aunque expuesta cada día al humo en el lugar de trabajo. Philip Wiley había puesto una demanda contra seis tabaqueras por la muerte de su esposa en 1991. Wiley consideraba que el humo que su esposa inhaló durante los 17 años que trabajó en un ambiente de fumadores provocó el cáncer, y con ese argumento pedía 2.000 millones de pesetas como indemnización.Un jurado formado por seis personas -no fumadoras- ha establecido que los cigarrillos no son un "producto defectuo...

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La industria del tabaco no tiene ninguna parte de culpa en el cáncer de pulmón que acabó con la vida de una enfermera no fumadora, aunque expuesta cada día al humo en el lugar de trabajo. Philip Wiley había puesto una demanda contra seis tabaqueras por la muerte de su esposa en 1991. Wiley consideraba que el humo que su esposa inhaló durante los 17 años que trabajó en un ambiente de fumadores provocó el cáncer, y con ese argumento pedía 2.000 millones de pesetas como indemnización.Un jurado formado por seis personas -no fumadoras- ha establecido que los cigarrillos no son un "producto defectuoso", y que sus fabricantes no han sido negligentes en su obligación de informar a las personas sobre los peligros del humo de segunda mano; ambas acusaciones estaban en la base de la demanda.

Wiley escuchó el veredicto después de 19 horas de deliberación del jurado y se mostró "profundamente disgustado", aunque anunció su intención de recurrir. Durante el juicio sus abogados trataron de demostrar -y no lo consiguieron- que las compañías tabaqueras conocían los efectos nocivos del humo e intentaron esconderlo durante décadas. Los letrados de la industria del tabaco basaron su defensa en que no se puede demostrar una conexión directa entre el humo de segunda mano y el cáncer.

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