Un país de radicalismos

Francia es el país europeo en que más instalados están los radicalismos políticos. Si el 15% es un porcentaje ya habitual para el Frente Nacional (FN), la barrera del 5% ya no es tal para la extrema izquierda, en concreto para Arlette Laguiller, la líder de Lucha Obrera (LO). En las presidenciales de 1995 sedujo al 5,4% de electores. Luego, en las legislativas, LO bajó al 2,2%. Ahora, en las regionales, sin presentarse en todas las circunscripciones, logra supera el 4%. Laguiller será consejera regional en Île-de-France."Los que han votado por nosotros lo han hecho para protestar contra la ins...

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Francia es el país europeo en que más instalados están los radicalismos políticos. Si el 15% es un porcentaje ya habitual para el Frente Nacional (FN), la barrera del 5% ya no es tal para la extrema izquierda, en concreto para Arlette Laguiller, la líder de Lucha Obrera (LO). En las presidenciales de 1995 sedujo al 5,4% de electores. Luego, en las legislativas, LO bajó al 2,2%. Ahora, en las regionales, sin presentarse en todas las circunscripciones, logra supera el 4%. Laguiller será consejera regional en Île-de-France."Los que han votado por nosotros lo han hecho para protestar contra la insuficiencia de las medidas adoptadas por el Gobierno para reducir el paro", dice Laguiller y celebra que "la derecha siga retroce diendo al tiempo que el Frente Nacional se estanca".

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Los socialistas, después de la elección de Chirac en 1995, estaban convencidos de que la victoria no estaba a su alcance en 1997 y de ahí promesas electorales como la de la semana de 35 horas o de crear 750.000 empleos para jóvenes. Su programa radical buscaba también recuperar algunos de los votos de LO. La utopía se convirtió en obligación en junio de 1997.

La realidad ha ido recortando las promesas y enviando viento en las velas de LO, que ahora puede dar sus primeros pasos como organización que entra "en el sistema", aunque por el momento queda muy lejos del compromiso de la gestión y no corre aún el riesgo de dejar de simbolizar la pureza revolucionaria perfecta.

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