Clinton acepta las disculpas del periodista que destapó el escándalo de Paula Jones

El periodista que escribió por primera vez sobre el escándalo de Paula Jones, en 1993, ha pedido perdón a Bill Clinton por haber actuado de manera irresponsable al dejarse manipular por terceras personas, y el presidente de EE UU ha contestado que "aprecia y acepta" las disculpas. El reportero, David Brock, expresó su arrepentimiento en una carta abierta a Clinton en la revista Esquire, lo cual le viene al presidente que ni pintado para justificar la idea de su esposa, Hillary, de que es víctima de una conspiración derechista. Mientras tanto, ayer en Washington, otra ayudante de la ...

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El periodista que escribió por primera vez sobre el escándalo de Paula Jones, en 1993, ha pedido perdón a Bill Clinton por haber actuado de manera irresponsable al dejarse manipular por terceras personas, y el presidente de EE UU ha contestado que "aprecia y acepta" las disculpas. El reportero, David Brock, expresó su arrepentimiento en una carta abierta a Clinton en la revista Esquire, lo cual le viene al presidente que ni pintado para justificar la idea de su esposa, Hillary, de que es víctima de una conspiración derechista. Mientras tanto, ayer en Washington, otra ayudante de la Casa Blanca que dice haber sido manoseada por Clinton testificó ante el gran jurado del fiscal Kenneth Starr.Ocho semanas después del estallido del escándalo Lewinsky, éste permanece al ralentí. Esta semana ha comenzado con la disculpa pública de David Brock, el reportero que narró en 1993 cómo Clinton solicitó a una tal "Paula" una felación en un hotel de Arkansas en 1991. Las fuentes de Brock fueron los policías de la escolta de Clinton, el artículo se publicó en la revista ultraconservadora American Spectator y su efecto inmediato fue la presentación de una demanda al presidente por parte de Paula Jones.

Posteriormente, las declaraciones de Monica Lewinsky a los abogados de Paula Jones animaron al fiscal Kenneth Starr a investigar a Clinton por sus escarceos sexuales y por perjurio, de manera que el artículo de Brock se puede considerar el origen de todo el embrollo.

Brock escribe esta semana en Esquire que existe "un mundo gótico anti-Clinton" y que "hay cierta verdad en las afirmaciones de Hillary Clinton sobre que el origen de todo esto es la derecha política". La primera dama declaró en una entrevista televisada a las pocas horas del estallido del escándalo Lewinsky que a su marido le perseguía "una conspiración de la extrema derecha". Brock indica también que sus fuentes para el artículo original tenían "rnotivaciones sucias" que se remitían al entorno de Newt Gingrich, presidente de la Cámara de Representantes, y otras altas esferas de la oposición republicana. El periodista no se retracta en ningún momento de lo que escribió en 1993, pero se lamenta de cómo todo ello ha de sembocado en una "caza de brujas" y un "saqueo" de la vida privada del presidente.

Los motivos de David Brock para hacer esta corrección no son del todo altruistas, y se ha interpretado como que sólo quiere pulir su imagen como profesional. Pero el episodio añade argumentos para un análisis de la situación según el cual la razón se reparte equitativamente: Clinton sí es un mujeriego incorregible, pero además también es cierto que hay una conspiración para destruir su imagen.

Mientras tanto, también sigue la actividad del gran jurado federal en Washington que debe decidir si el caso debe pasar a los tribunales. Ayer testificó ante ese jurado Kathleen Willey, otra de las supuestas víctimas del ansia sexual de Clinton, aunque su caso apenas ha recibido publicidad. Willey denunció antes del presente caso que Clinton la acosó sexualmente en 1993 cuando se presentó para trabajar como voluntaria en la Casa Blanca.

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