Rivas paga dos millones a 157 gitanos para que se marchen del municipio

El Ayuntamiento de Rivas-Vaciamadrid (22.642 habitantes) ha pagado unos dos millones de pesetas, procedentes de los fondos sociales, a los 157 gitanos rumanos que vivían en un poblado chabolista de la localidad para que abandonaran el municipio. Los rumanos, que llegaron a Rivas hace tres años, comenzaron a irse el miércoles. Las últimas dos familias se marcharon ayer. El alcalde, Fausto Fernández, de IU, pagó 12.000 pesetas por cada uno de los inmigrantes que malvivía en el asentamiento.

"No les hemos pagado para que se marchen. Lo de irse ha sido una iniciativa que ha surgido de ellos...

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El Ayuntamiento de Rivas-Vaciamadrid (22.642 habitantes) ha pagado unos dos millones de pesetas, procedentes de los fondos sociales, a los 157 gitanos rumanos que vivían en un poblado chabolista de la localidad para que abandonaran el municipio. Los rumanos, que llegaron a Rivas hace tres años, comenzaron a irse el miércoles. Las últimas dos familias se marcharon ayer. El alcalde, Fausto Fernández, de IU, pagó 12.000 pesetas por cada uno de los inmigrantes que malvivía en el asentamiento.

"No les hemos pagado para que se marchen. Lo de irse ha sido una iniciativa que ha surgido de ellos mismos", aseguró ayer Fernández. "Les hemos dado ese dinero para que se puedan costear los gastos del viaje hasta Lyon, ya que allí hay albergues construidos por la Unión Europea para inmigrantes", señaló. Sin embargo, Vasile Chiciu, de 27 años, portavoz de los inmigrantes, explicó ayer a EL PAIS que su familia y las 34 restantes han abandonado Rivas por "el insoportable acoso policial" al que eran sometidas y por "el racismo" de los vecinos del municipio.

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Los 157 inmigrantes vivían desde hace tres años en las infraviviendas que construyeron en el interior y en el entorno del antiguo y ruinoso matadero de pollos de la localidad, de propiedad privada. Las relaciones con los vecinos de Rivas nunca fueron buenas. El momento de mayor tensión se vivió hace nueve días, con un enfrentamiento entre la Policía Local y la Guardia Civil y los pobladores del asentamiento. La trifulca comenzó, según fuentes del Ayuntamiento de Rivas, por culpa de los rumanos, que lanzaron piedras contra los coches que circulaban por la autovía de Valencia, que pasa junto al poblado).

Chiciu niega esta versión y culpa de los hechos a la Guardia Civil. Asegura que fue acosado por varios agentes cuando regresaba en coche a su chabola tras hacer la compra en un hipermercado de la zona. Por miedo a ser detenido y repatriado, siempre según su versión, Chiciu escapó y avisó a sus compatriotas, que acudieron en su ayuda. La policía local, avisada, hizo acto de presencia y fue entonces cuando se produjo el enfrentamiento. Tres personas resultaron heridas leves: un policía municipal de Rivas, un empleado de una gasolinera cercana (según él, fue agredido por los rumanos porque éstos pensaron que había avisado a la policía) y un inmigrante. "Algunos vecinos quisieron ir a sus casas a por las escopetas para tomarse la justicia por su mano", señaló ayer el alcalde. "Pero el teniente de la Guardia Civil les disuadió", añadió.

La imagen que presentaba ayer el asentamiento era bien distinta de la de hace tan sólo cuatro días. Parecía un campo de batalla. Una quincena de operarios municipales se afanaba en desmantelar las chabolas. Dos excavadoras derribaron unas 30 treinta infraviviendas. Los desechos fueron quemados en cinco grandes hogueras. Lo que no pudo ser destruido allí mismo fue transportado al vertedero de Valdemingómez.

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Vasile Chiciu, el último inmigrante rumano en abandonar el poblado de Rivas, viajó ayer con su familia a bordo de su Renault Safrane. Cuando habló con EL PAIS estaba a unos 150 kilómetros de Barcelona, según explicó a través de su teléfono móvil. Su intención, dijo, era recoger en la capital catalana a unos familiares y poner rumbo a Francia, porque allí les "tratan mejor". "Luego volveremos a España. Bajaremos a Almería para recoger frutas. Pagan bien, 4.000 pesetas al día", añadió. Para el alcalde de Rivas, "el que los rumanos tuvieran contratado con el chatarrero la venta de todos los desechos de muestra que ya tenían prevista su marcha desde hacía días", señaló.

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