OPERACIÓN TRUENO DEL DESIERTO

Sadam duerme en casas de gente corriente y se disfraza

Estos días, el hombre que ha dirigido Irak desde 1968 a través de dos guerras, de años de abundancia de petróleo y de profunda crisis, no duerme en el mismo lugar dos noches seguidas, según confiesan antiguos colaboradores suyos. A veces envía convoyes de coches presidenciales como pista falsa mientras se pone al volante de otro coche, vestido con ropa beduina y acompañado por un escolta o dos de su Guardia Especial. Llegan a la puerta de vecinos comunes y corrientes y anuncian: "Hoy tenéis un invitado".Anticipándose a un ataque aéreo norteamericano, el líder iraquí, Sadam Husein, ha vuelto al...

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Estos días, el hombre que ha dirigido Irak desde 1968 a través de dos guerras, de años de abundancia de petróleo y de profunda crisis, no duerme en el mismo lugar dos noches seguidas, según confiesan antiguos colaboradores suyos. A veces envía convoyes de coches presidenciales como pista falsa mientras se pone al volante de otro coche, vestido con ropa beduina y acompañado por un escolta o dos de su Guardia Especial. Llegan a la puerta de vecinos comunes y corrientes y anuncian: "Hoy tenéis un invitado".Anticipándose a un ataque aéreo norteamericano, el líder iraquí, Sadam Husein, ha vuelto al modelo de continuos movimientos que adoptó durante la guerra del Golfo para evitar convertirse en objetivo.

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Sus antiguos colaboradores, varios altos cargos que trabajaron para él y que han estado con él, ministros árabes que le han visitado recientemente y agentes de inteligencia árabes que se encargan de Irak, coinciden en entrevistas realizadas la semana pasada que mientras Irak se prepara para un ataque norteamericano, el objetivo supremo de la nación es asegurar que Sadam Husein sobreviva.

Supervivencia

Y su supervivencia parece garantizada, a no ser que haya un plan secreto para que las tropas aterricen, le busquen y le encuentren, según dicen altos cargos árabes."Vi lo que ocurrió en 1990 y 1991", afirma un antiguo oficial iraquí. "No podías encontrar a Sadam. Nadie sabía dónde estaba, ni siquiera los miembros del Consejo Revolucionario, ni los ministros del Gobierno. Sólo un puñado de gente lo sabía, y no eran accesibles".

"Él pasaba noches entre gente de los vecindarios más modestos. No sabías nada hasta que había un aldabonazo en la puerta y alguien anunciaba un invitado especial. Por la mañana se iba tan rápido como había venido. Pasó noches en tiendas del desierto, en granjas. Una noche yo le vi en un camión al que fui conducido en una pequeña furgoneta tapada con cortinas y con la orden de no mirar por la ventana".

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Sadam está haciendo ahora lo que hacía entonces, según funcionarios árabes. Un alto cargo árabe que se reunió con el presidente iraquí hace dos semanas dijo que las precauciones de seguridad en tomo al líder iraquí han alcanzado, según sus palabras, proporciones "paranoicas".

Relató también que una carta que tenía que haber entregado a Sadam en persona fue recogida por uno de sus ayudantes, a los que Sadam les había pedido que la fotocopiaran.

Copyright The New York Times / EL PAÍS

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