NEUROLOGíA: EPILEPSIA

La muerte de las células candelabro

. Un ataque epiléptico es cosa seria. Se trata de una especie de cortocircuito neuronal: millones y millones de células cerebrales induciendo a la vez y con intermitencia descargas eléctricas anormales, causantes de las convulsiones.¿Qué desencadena las crisis? Esa es la gran pregunta pendiente. Los investigadores del Instituto de Neurobiología Ramón y Cajal (CSIC) en colaboración con el equipo quirúrgico de la epilepsia de Rafael García Sola, del hospital de la Princesa de Madrid, han analizado muestras extraídas del cerebro de epilépticos en operaciones. El equipo dirigido por Javier de ...

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. Un ataque epiléptico es cosa seria. Se trata de una especie de cortocircuito neuronal: millones y millones de células cerebrales induciendo a la vez y con intermitencia descargas eléctricas anormales, causantes de las convulsiones.¿Qué desencadena las crisis? Esa es la gran pregunta pendiente. Los investigadores del Instituto de Neurobiología Ramón y Cajal (CSIC) en colaboración con el equipo quirúrgico de la epilepsia de Rafael García Sola, del hospital de la Princesa de Madrid, han analizado muestras extraídas del cerebro de epilépticos en operaciones. El equipo dirigido por Javier de Felipe buscaba un tipo de neuronas muy concreto: las células candelabro. Estas neuronas deben su nombre a la forma ramificada de sus numerosas terminales nerviosas (axones). Ejercen una función inhibidora: interrumpiendo su actividad, controlan el flujo de información circulante entre las neuronas a las que se conectan.

La idea de que dichas células pudieran tener que ver con la epilepsia rondaba desde hacía algún tiempo a los investigadores. Para visualizar la población de células candelabro diseñaron una técnica de tinción denominada inmunocitoquímica. Bajo la lente del microscopio se desplegó entonces un panorama sumamente revelador: en ciertos puntos del foco epiléptico se apreciaba una marcada disminución de las células candelabro. En su lugar había crecido una maraña de axones provenientes de neuronas vecinas. Desinhibidas por la desaparición de un alto número de células candelabro, las conexiones proliferaban, dando origen a los circuitos hipetexcitados, promotores de las descargas excesivas. Con ello quedaba identificado el posible sustrato neuronal de los ataques epilépticos, concluyen los investigadores en un trabajo publicado recientemente en Experimental Brain Research.

Con el descubrimiento de dichos circuitos un eslabón en la cadena patológica parece haberse soldado, al menos en su forma más común: la epilepsia del lóbulo frontal, pero su resolución ha colocado ante los investigadores una nueva incógnita: ¿por qué mueren las células candelabros en determinadas microzonas de la corteza cerebral?

Por lo pronto, los trabajos de De Felipe y sus colaboradores permitirán avanzar un trecho en la resolución del interrogante. De pasada, su técnica de obtención de muestras cerebrales en perfecto estado les otorga una ventaja experimental a la hora del estudio de la organización del cerebro humano. Además, "los trabajos de De Felipe nos ayudarán a hacer una cirugía de la epilepsia mucho más precisa", afirma García Sola.

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