VIROLOGÍA: AVANCES TERAPÉUTICOS

Los investigadores confían en aplicar terapia génica en dos años contra la hepatitis C

En un día mueren en el mundo más personas por hepatitis virales que en un año por sida, según anunció Michel Manns, investigador de la Escuela de Medicina de Hannover (Alemania), durante el VIII Simposio Internacional sobre Hepatitis Virales, celebrado la pasada semana en Madrid. Y mientras la ciencia se aplica en hallar una vacuna, el tratamiento para las hepatitis pasa por copiar al aplicado para el VIH, un cóctel de fármacos cada vez más cuidadosos con los efectos secundarios. La terapia génica se perfila como el tratamiento futuro para las hepatitis, pero plantea aún problemas serios. ...

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En un día mueren en el mundo más personas por hepatitis virales que en un año por sida, según anunció Michel Manns, investigador de la Escuela de Medicina de Hannover (Alemania), durante el VIII Simposio Internacional sobre Hepatitis Virales, celebrado la pasada semana en Madrid. Y mientras la ciencia se aplica en hallar una vacuna, el tratamiento para las hepatitis pasa por copiar al aplicado para el VIH, un cóctel de fármacos cada vez más cuidadosos con los efectos secundarios. La terapia génica se perfila como el tratamiento futuro para las hepatitis, pero plantea aún problemas serios. El principal, que no sólo ataque al virus, sino evitar que haga un desastre persiguiendo a las células no contaminadas. Estas son las principales novedades del congreso, al que acudieron más de 800 expertos de 42 países.Hepatitis C. Es la hepatitis más extendida y una enfermedad "de una magnitud importante que tiende a progresar", según Vicente Carreño, jefe del servicio de hepatología de la Fundación Jiménez Díaz, de Madrid, y presidente del congreso. Su virus tiene una cualidad que le acerca al sida. muy inestable, y de ahí que sea "muy complicado", según Carreño, hallar una vacuna. "Si van cerca de 70 tipos de virus C puedes bloquear uno, pero no todos, y pueden surgir muchas mutaciones", lamenta este especialista. En España se calcula que afecta a 800.000 personas -un 2% de la población- y constituye el 70% de todas las hepatitis crónicas.

De momento, se aplican dos tratamientos: uno con interferón alfa, con el que responde de un 40% a un 60% de los pacientes, pero cuando se suspende recae un 50%, y sólo un 20% de los tratados se cura definitivamente. El otro tratamiento, que combina interferón con ribavirina, sólo es útil en pacientes que han respondido inicialmente y luego han recaído. Los tratamientos más novedosos buscan factores de estimulación que empujen las defensas y la combinación de fármacos: interferón (vía inyectable y al que no se adapta bien el enfermo), ribavirina, amantadina, GM-CSF e interleuquina 2.

El futuro pasa por la terapia génica, usar fragmentos de genes del virus que puedan inhibir que mute y se multiplique. Andrea Branch, del Centro Médico Monte Sinaí, de Nueva York (EE UU), presentó en el congreso una investigación con esta terapia, que en tubos de ensayo ha logrado frenar en un 98% el virus. En uno o dos años se podría aplicar en humanos, según esta experta.

El virus de la hepatitis C tiene una variante española más agresiva y resistente. Esta modalidad afecta a un 85% de los enfermos infectados. "Es más tenaz, pesada y peor, aunque no quiere decir que si el virus de la variante española permanece hace más daño que el resto", matiza Carreño.

Hepatitis G. Tampoco tiene vacuna. "Parece benigna, pero el tiempo lo dirá", observó Carreño, "y su significado no lo sabemos muy bien", lamentó. Se sabe que se cura en un 100% de los casos, aunque su virus puede permanecer en el cuerpo hasta nueve años; por ello hay que vigilarla a largo plazo. Su vía de transmisión es como el resto de hepatitis: transfusiones, pinchazos, de madre a hijo e intrafamiliar. Pero presenta una particularidad: la vía sexual también es una entrada del virus.

Hepatitis B. Para ella hay vacuna y en el 90% de los casos en fase aguda se cura espontáneamente. Pero tiene contrapartidas: es un virus que cuando ha hecho acto de presencia en el cuerpo es muy difícil de eliminarlo y puede permanecer hasta 21 años en el cuerpo tras haberse curado de la hepatitis. Y en ese 10% que contrae el virus, la hepatitis se cronifica, y de éstos, un 20% acaba en cirrosis en 20 años y algunos necesitarán trasplante.

El virus B plantea un problema y una incógnita. El problema: aunque ha reducido mucho su presencia en Europa y lo que queda son residuos de brotes antiguos, puede seguir azotando durante muchos años en países subdesarrollados. En el resto de los países "habrá tenido que desaparecer en pocos años", opinaron los expertos reunidos en el congreso.

El misterio: por qué un 40% de los infectados con hepatitis C que se contagia también de la tipo B no responde a la vacuna de la B.

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