NUEVO GOLPE DE ETA AL PP

Más manifestantes que vecinos

, Zarautz se quedó ayer pequeña. Este municipio costero de unos 18.000 habitantes albergó a 20.000 ciudadanos que se echaron a las calles para expresar de nuevo su rechazo a la violencia de ETA. Muchos eran zarauztarras, amigos personales de José Ignacio Iruretagoyena o vecinos, que quisieron sentenciar, en silencio y con el ánimo de que no caiga en los oídos sordos de la organización terrorista, su deseo colectivo de un futuro de paz para Euskadi. Sobre todas las caras de ciudadanos anónimos y autoridades sobresalían los rostros de una viuda, María José Imaz, que acababa de enterrar a su mari...

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, Zarautz se quedó ayer pequeña. Este municipio costero de unos 18.000 habitantes albergó a 20.000 ciudadanos que se echaron a las calles para expresar de nuevo su rechazo a la violencia de ETA. Muchos eran zarauztarras, amigos personales de José Ignacio Iruretagoyena o vecinos, que quisieron sentenciar, en silencio y con el ánimo de que no caiga en los oídos sordos de la organización terrorista, su deseo colectivo de un futuro de paz para Euskadi. Sobre todas las caras de ciudadanos anónimos y autoridades sobresalían los rostros de una viuda, María José Imaz, que acababa de enterrar a su marido, y de un padre, Cándido Iruretagoyena, destrozado, pero sin ganas de derrumbarse para plantar cara a los violentos. La marcha multitudinaria comenzó a las seis de la tarde. A esa hora, cuando acababa de concluir el funeral del edil, la plaza del pueblo rebosaba dolor y palabras de ánimo. Los ciudadanos congregados en Zarautz por la Mesa de Ajuria Enea partieron desde el exterior de la iglesia parroquial de Santa María, para recorrer un itinerario a través de las principales arterias de la localidad. Eran más de 20.000 personas las que seguían la marcha abierta por los representantes de los partidos firmantes del Pacto, que precedían a los miembros de la Corporación Municipal. El alcalde de Zarautz, Imanol Murua, de Eusko Alkartasuna, con el rostro apesadumbrado, simbolizaba en primera fila la rabia de todo un pueblo.

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A la manifestación se sumaron componentes del Gobierno del PP, encabezados por el titular de Interior, Jaime Mayor Oreja, custodiado por otros ministros. Y el lehendakari José Antonio Ardanza, flanqueado ayer por representantes de los partidos democráticos vascos, como el presidente de EA, Carlos Garaikoetxea, el secretario general del PSE-EE, Nicolás Redondo Terreros, el presidente de Unidad Alavesa, Pablo Mosquera, y el coordinador general de IU-EB, Javier Madrazo.

Llorar cada muerte

Dos octogenarias que se desplazaron en tren desde Elorrio (Vizcaya) expresaban así el sentir de muchos vascos: "Tenemos vergüenza de ser vascos. Lo único que podemos hacer después de tantas muertes es manifestarnos en las calles y llorar cada muerte".El repudio por el último atentado de ETA se construyó ayer sobre el silencio, aunque se produjeron gritos esporádicos contra ETA. Las juventudes de los partidos de la Mesa de Ajuria Enea colocaron carteles y repartieron pegatinas con el mensaje "ETA hiltzaile, HB laguntzaile" (ETA asesina, HB colabora). El lehendakari, después de dirigirse a los miles de manifestantes desde el balcón consistorial, agradeció la respuesta de la ciudadanía vasca. Ardanza admitió que los políticos tenían que buscar "un camino para la paz para el pueblo vasco que está sufriendo lo que no hay derecho a sufrir". Muchos ciudadanos se le acercaron y le pidieron que los partidos se pongan de acuerdo y cesen sus polémicas estériles. Y el lehendakari confesó: "La sociedad vasca nos está pidiendo que hagamos más".

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