Los amotinados en una cárcel de brasil aceptan liberal a los rehenes y ser trasladados de prisión

El motín que desde la madrugada de lunes sufre el centro de detención de Sorocaba, en el Estado brasileño de Sáo Paulo, entró anoche en vías de solución cuando los cabecillas de la revuelta -calificados de extremadamente peligrosos- aceptaron ser trasladados a otro penal. Pocas horas antes habían asesinado a un prisionero y torturado a los 17 funcionarios retenidos, según informaron las autoridades penitenciarias. Los amotinados han asegurado que a partir del mediodía de hoy liberarán a las cerca de 700 personas que permanecían en su poder.

Fuerzas especiales habían rodeado la prisión ...

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El motín que desde la madrugada de lunes sufre el centro de detención de Sorocaba, en el Estado brasileño de Sáo Paulo, entró anoche en vías de solución cuando los cabecillas de la revuelta -calificados de extremadamente peligrosos- aceptaron ser trasladados a otro penal. Pocas horas antes habían asesinado a un prisionero y torturado a los 17 funcionarios retenidos, según informaron las autoridades penitenciarias. Los amotinados han asegurado que a partir del mediodía de hoy liberarán a las cerca de 700 personas que permanecían en su poder.

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Fuerzas especiales habían rodeado la prisión listas para atacar en cualquier momento al tiempo que desde el interior llegaban preocupantes informaciones que apuntaban a que los amotinados habían atado granadas a las piernas de varios funcionarios por si se producía el asalto policial. Los presos amenazaron con hacer estallar los artefactos si no se cumplían sus exigencias, sobre todo la de disponer de un vehículo blindado para abandonar la prisión.El motín se produjo durante las horas de visita a los presos, cuando varios de ellos intentaron escapar disfrazados de mujeres. Los guardianes consiguieron abortar la huida, pero se produjo un tiroteo en el que murieron un recluso y la esposa de otro que se encontraba en ese momento en la cárcel. El intercambio de disparos produjo una gran confusión, momento que aprovecharon unos 15 internos para iniciar la revuelta y retener a las 729 personas, en su mayoría mujeres y niños, que en ese momento se encontraban en Sorocaba.

Fuentes policiales facilitaron la identidad de los cabecillas del motín y expresaron sus temores ante la alta peligrosidad de éstos, temores que fueron confirmados ayer con la noticia del asesinato de un reo y las torturas a los funcionarios retenidos.Al frente del equipo negociador del Gobierno fue nombrado el secretario de la Administración penitenciaria del Estado de Sáo Paulo, Albino Costa, quien se negó en todo momento a facilitar un vehículo blindado a los presos, aunque aceptó trasladar a otras cárceles a un gran número de ellos para paliar las condiciones de hacinamiento en las que viven los 860 reclusos de Sorocaba, cuya capacidad es de 650 presos

Ante la negativa de las autoridades los reclusos decidieron suspender ayer las negociaciones, y no quisieron reanudarlas. Esto hizo sospechar a la policías que los amotinados estaban cavando un túnel para evadir el cerco policial.

La situación en el interior del penal se fue degradando con el paso de las horas y el Gobierno del Sáo Paulo esperaba que no tardaran en aparecer desacuerdos entre los presos y que el motín terminara por desactivarse por sí solo.

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En el exterior del cordón policial se agolpaban familiares de rehenes y presos. Muchas de estas personas temían que se repitieran los sangrientos sucesos de 1992, cuando un amotinamiento con toma de rehenes en la prisión Caradiru, también en Sáo Paulo, finalizó con un asalto de la policía en el que murieron 111 reclusos. Los grupos de defensa de los derechos humanos acusaron entonces a las autoridades de haber permitido una auténtica matanza.

Protesta ante la cárcel

Los familiares de los rehenes se manifestaron ante la cárcel para pedir la liberación de, al menos, los 38 niños menores de cinco años que permanecían retenidos por los presos. Los amotinados decidieron liberar a una treintena de personas mujeres y niños quienes relataron los momentos de pánico vividos en el interior de la cárcel. "Fue terrible. La gente se tiraba al suelo. Vi a la joven que mataron con un balazo en la cabeza", declaró una mujer que había acudido a visitar a su hijo preso acompañada de sus hijos, su nuera y sus nietos.Las armas utilizadas tanto en el intento de evasión como en el motín y los vestidos de mujer con que los presos intentaron engañar a los funcionarios fueron facilitados por los familiares de los presos, según afirmó la policía.

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