Aznar invita a Pujol a pactar el calendario de las elecciones generales y de las catalanas

El presidente del Gobierno, José María Aznar, y los vicepresidentes Rodrígo Rato y Francisco Álvarez Casco han enviado mensajes. al presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, de que están dispuestos a pactar con él el próximo calendario de las elecciones generales y de las autonómicas en Cataluña. El mensaje le ha sido, enviado a Pujol por personas interpuestas -dirigentes de la coalición Convergéncia i Unió (CiU )- y será probablemente uno de los principales asuntos atratar en la próxima entrevista que mantendrá Aznar con el dirigente catalán a finalesde diciembre o a primeros de enero.
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El presidente del Gobierno, José María Aznar, y los vicepresidentes Rodrígo Rato y Francisco Álvarez Casco han enviado mensajes. al presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, de que están dispuestos a pactar con él el próximo calendario de las elecciones generales y de las autonómicas en Cataluña. El mensaje le ha sido, enviado a Pujol por personas interpuestas -dirigentes de la coalición Convergéncia i Unió (CiU )- y será probablemente uno de los principales asuntos atratar en la próxima entrevista que mantendrá Aznar con el dirigente catalán a finalesde diciembre o a primeros de enero.

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Este mensaje se interpreta en CiU como un deseo de tranquilizar a Jordi Pujol, siempre preocupado porque el presidente del Gobierno de turno pretenda interferir en las elecciones autonómicas catalanas convocando al mismo tiempo las legislativas,lo que redundaría en perjuicio de los intereses electorales de Convergéncia i Unió. El último acuerdo entre Pujol y el anterior presidente del Gobierno, Felipe González, fue precisamente un calendario electoral que no interfiriera una convocatoria con otra. Ahora, un calendario pactado reduciría la desconfianza que impera entre conservadores y nacionalistas, al acecho unos y otros de quién pretende actuar con ventaja sorprendiendo al otro, y aportaría estabilidad a la política española por encima de las dicrepancias puntuales entre las dos partes.La voluntad de Aznar de pactar las fechas de las respectivas elecciones no significa que los comicios vayan a adelantarse a los próximos meses. Pujol reitera en público y en privado que su deseo es agotar ambas legislaturas, aunque añade lo que resulta obvio: pueden surgir problemas irresolubles que hagan inevitable un adelanto electoral.Muchos dirigentes nacionalistas opinan que no se podrá aguantar durante todo el año 1998 la colaboración con el Partido Popular, pero el presidente Pujol tiene a gala tener los nervios de acero y estaría dispuesto a pactar con José María Aznar incluso los desacuerdos que mantienen.

Presupuestos

El Gobierno autónomo de Pujol superará en los próximos días la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado para 1998. El Partido Popular rechazará las enmiendas a la totalidad presentadas por la izquierda (lo contrario supondría la convocatoria inmediata de elecciones), si bien es probable que los diputados conservadores voten contra CiU en algunos artículos, lo cual está asumido de entrada por la coalición nacionalista.En diciembre, la prueba de 1uego será la aprobación de la ley del catalán. Aunque muchos dirigentes de CiU consideran que un voto en contra de los populares sería causa suficiente para romper el pacto con Aznar, otros opinan que por si sólo no debería ser motivo de ruptura, aunque admiten que supondría un desgaste para la coalición nacionalista que su socio en Madrid se desmarque en un asunto tan sensible para el catalanismo, y por ello reclaman al menos la abstención del grupo parlamentario conservador.

Colaboradores de Pujol atribuyen a éste la intención de llevar a cabo un adelanto técnico de las elecciones catalanas, es decir, convocarlas para febrero o marzo de 1999 y no en noviembre de ese año como correspondería. Evitaría así que los - comicios autonómicos queden emparedados entre los municipales y los europeos de junio de 1999 y las elecciones generales, que correspondería celebrar en marzo del año 2000, una circunstancia que ya se dio la última vez y que por razones diversas Pujol considera negativa para sus intereses. Se atribuye paralelamente a Aznar el deseo de hacer coincidir las legislativas con las elecciones locales y europeas de junio de 1999 para arrastrar en su beneficio el voto urbano.

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