Violencia contra renovación política

Los delegados internacionales para vigilar la limpieza de la consulta, entre ellos el español Antonio Ortega, cumplieron su tarea en diferentes regiones. Ortega recorrió Bogotá, "acompañando a la población civil en este proceso", según sus palabras. En esta ciudad, un técnico liberal, Enrique Peñalosa, y un conservador populista, Carlos Moreno de Caro, se disputaban el segundo cargo político en importancia en el país: la alcaldía de la capital.Para Ortega, el elemento más original y más importante de la jornada fue el llamado "mandato ciudadano por la paz, la vida y la libertad". Esta iniciati...

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Los delegados internacionales para vigilar la limpieza de la consulta, entre ellos el español Antonio Ortega, cumplieron su tarea en diferentes regiones. Ortega recorrió Bogotá, "acompañando a la población civil en este proceso", según sus palabras. En esta ciudad, un técnico liberal, Enrique Peñalosa, y un conservador populista, Carlos Moreno de Caro, se disputaban el segundo cargo político en importancia en el país: la alcaldía de la capital.Para Ortega, el elemento más original y más importante de la jornada fue el llamado "mandato ciudadano por la paz, la vida y la libertad". Esta iniciativa, respaldada por la comunidad internacional, busca comprometer a la población civil con una salida pacífica a la situación violenta que vive Colombia.

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Según León Valencia, dirigente del movimiento Corriente Socialista -ala del guerrillero Ejército de Liberación Nacional (ELN) que hace poco tiempo dejó las armas-, la violencia va a favorecer a los partidos tradicionales y a ahogar a los movimientos cívicos e independientes.

"La gente olvidó el proceso 8.000 [así se llama el narcoescándalo]. Yo pensé que estas elecciones, las primeras después de este escándalo, iban a ser un castigo para los implicados; no va a ser así. La violencia está en contra de la renovación política". Corriente Socialista no pudo presentar candidatos ni en Córdoba, ni en Urabá, ni el centro de Bolívar. Los paramilitares los desterraron. En algunos municipios quedó un solo aspirante a la alcaldía, vigilado y apoyado por los grupos paramilitares. Les bastaba un solo voto, podía ser el de ellos mismos, para ganar.

Nadie dudaba ayer en calificar de torpe la actitud violenta de la guerrilla frente a las elecciones. La columnista Silvia Galvi, del diario El Espectador, afirmó en su columna de ayer: "Se debe poseer un sentido de la dirección catastróficamente erróneo para creer que se atenta contra la democracia burguesa amenazando a los aspirantes de las alcaldías de pequeñas poblaciones".

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