Cosme Delclaux celebró la boda que su secuestro por ETA le obligó a aplazar

Por una vez, el novio fue la estrella. Cosme Delclaux arrebató el protagonismo a su novia, Adriana Aguirre, en la ceremonia que ayer les unió en matrimonio en la iglesia de los Agustinos de Neguri, en la localidad vizcaína de Getxo. Cinco cámaras de televisión y una decena de fotógrafos aguardaron a las puertas del templo la llegada del abogado que permaneció 232 días en manos de ETA hasta su liberación el pasado mes de julio, después de que su familia pagara 1.000 millones de rescate.

El secuestro truncó los planes de los novios. Habían fijado fecha para el pasado verano cuando el ...

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Por una vez, el novio fue la estrella. Cosme Delclaux arrebató el protagonismo a su novia, Adriana Aguirre, en la ceremonia que ayer les unió en matrimonio en la iglesia de los Agustinos de Neguri, en la localidad vizcaína de Getxo. Cinco cámaras de televisión y una decena de fotógrafos aguardaron a las puertas del templo la llegada del abogado que permaneció 232 días en manos de ETA hasta su liberación el pasado mes de julio, después de que su familia pagara 1.000 millones de rescate.

El secuestro truncó los planes de los novios. Habían fijado fecha para el pasado verano cuando el 11 de noviembre de 1996 Cosme se convirtió en el rehén número 76 de ETA. A las 19.30 horas de ayer, la segunda fecha elegida por la pareja, Cosme y Adriana se dieron por fin el sí ante 200 invitados, la mayoría pertenecientes a la alta burguesía vizcaína y emparentados con los Delclaux, como varios miembros de las familias Ybarra y Lipperheide, la parlamentaria del PP Pilar Aresti, el ex presidente de la Diputación de Vizcaya, Pedro Arístegui, y la ganadera de reses bravas Dolores Aguirre.

De chaqué y con el pelo cuidadosamente engominado, un serio Cosme Delclaux llegó a la iglesia con 15 minutos de adelanto acompañado por su madre y madrina de boda, Carmen Zubiría. Escoltado por sus hermanos, se escurrió de las cámaras y se refugió en el interior del templo para esperar a la novia. "Estamos muy contentos", fue el único comentario de la madre del novio, que lucía mantilla y traje largo de terciopelo estampado. La novia llevaba un sencillo y elegante vestido en tono marfil con larga cola.

Los novios habían pedido al sacerdote Nicanor Lara una boda "corta y bonita". La brevedad se respetó y los detalles bonitos los pusieron los cantos del Coro de Cámara de Bilbao. Tras la ceremonia los invitados se trasladaron al Club de Golf de La Galea, donde se celebró el banquete. Fue la boda del año, al menos en Neguri.

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